José Antonio Encinas, no sólo se adelantó a su época, sino que también, es la imagen del educador consecuente con su compromiso de agente de formación ciudadana.
“La clase es un laboratorio, un museo, un taller, donde
se experimenta, se observa y se trabaja, ya no es el aula donde
pontifica el maestro. Desaparece la tortura de las lecciones y de los
exámenes, puesto que no hay enseñanza clasificada, sino utilizada. La
mejor lección es un proyecto de trabajo, y el mejor examen, su
ejecución”.
Para muchos, la reflexión anterior sobre la educación; bien podría
ser parte de un tratado moderno de pedagogía, donde se valora la
construcción del aprendizaje y se otorga el papel de “facilitador” al
profesor. Pero no, el pensamiento data de un docente puneño, anterior a
la década del 60.
Maestro puneño
José Antonio Encinas, nació en Puno un 30 de mayo de 1888. Fue el mayor de siete hermanos del matrimonio de Mariano Encinas y Matilde Franco.
Cursó sus primeros estudios en el emblemático Colegio Nacional "San Carlos" de su pueblo natal, fundado por Bolívar en 1826, cuando viajaba al Alto Perú.
Se trasladó a Lima en 1905 e ingresó a la Escuela Normal del Perú
y se convirtió en uno de los primeros maestros con título profesional,
egresando como Normalista de la primera promoción, en 1906. Un año
después, asumió en su pueblo, la dirección del Centro Escolar Nº 881
hasta el año 1911, en que retornó a Lima por ser nombrado profesor de la
Escuela Normal, cargo que desempeñó hasta 1915.
Paralelamente a la docencia. Siguió estudios de letras y Jurisprudencia en la Universidad de San Marcos.
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