Al parecer no murío de una enfermedad llegada de Europa. Murió envenenado.
Cuando el inca Huayna Cápac agonizaba en Quito, Ecuador, los
españoles llegaban a costas peruanas. La muerte lo alcanzó sin haber
podido saber más de esos extraños que arribaban por mar. Murió de una
enfermedad que le producía fiebres altas y alucinaciones. La historia
oficial menciona la viruela, el sarampión u otro mal similar, como causa
de su deceso. Pero aparentemente no fue así.
El investigador alemán Stefan Ziemendorff ha profundizado en una
versión sobre la muerte del inca que figura en unos documentos del siglo
XVI, descubiertos hace más de medio siglo en la Biblioteca Nacional del
Perú por el historiador Waldemar Espinoza Soriano. En ellos se afirma
que Huayna Cápac –gobernante del imperio más poderoso de la América
precolombina– murió por la ingesta de hierbas venenosas que le había
enviado el curaca chachapoya Chuquimis.
Esos documentos antiguos son conocidos como los 'Manuscritos de
Chuquibamba', y fueron escritos entre 1572 y 1574. Son de una disputa
jurídica por la sucesión en el curacazgo de Cochabamba y Leymebamba.
Reposaban en el registro municipal de Chuquibamba, Amazonas, y luego de
varios avatares llegaron a la BNP en los años 60.
"Si bien esta versión –la del envenenamiento– ha sido citada
frecuentemente, especialmente en la bibliografía sobre los antiguos
Chachapoyas, hasta la fecha no se ha efectuado una revisión crítica de
esta teoría, rechazándola o confirmándola", dice Ziemendorff en una de
las páginas de su investigación: "Revisión de argumentos respecto al
hipotético asesinato del inca Huayna Cápac", publicada en 2016. Para
suplir esa carencia, él revisó documentos históricos, recogió
testimonios y apeló a varias fuentes. Concluyó que el veneno es la razón
más probable de la muerte del Inca.
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