Por Patricio Valderrama
Soy geólogo y mi principal campo de investigación son los desastres generados por procesos geológicos como los terremotos, los deslizamientos, avalanchas y los huaycos, por lo que desde el domingo 15 de enero del 2017 no paro de trabajar para conocer el orígen y la dinámica de los huaycos que afectaron Chosica, Chaclacayo y Santa Eulalia. Todos sabemos que estos sectores son afectados por huaycos desde hace décadas, es más, ya es casi costumbre que la Carretera Central (2da vía en importancia en Perú) se vea cerrada por varias horas por la acumulación de lodo y rocas en sus vías.
El nombre correcto para un huayco es flujo de detritos (debris flow, en inglés) y son fenómenos geológicos de velocidad rápida a extremadamente rápida (entre 3 metros por minuto a 5 metros por segundo) que transcurren principalmente confinados a lo largo de un canal o cauce con pendiente pronunciada. Se inician como uno o varios deslizamientos superficiales de detritos (rocas muy pequeñas que junto con el limo forman el barro) en las cabeceras de las quebradas. Al bajar por los cauces de las quebradas, usualmente incorpora bloques de roca de varios tamaños, llegando algunos a ser muy grandes.
Un huayco se puede formar por varios factores, pero el principal factor de formación es la lluvia. Un precipitación moderadamente intensa sobre un terreno que pasó mucho tiempo seco es la combinación perfecta para generar un flujo de detritos. Los otros factores pueden ser, por ejemplo: la rotura de una represa o un canal de irrigación, que aportaría mucha agua a una quebrada en poco tiempo. Una avalancha sobre una laguna puede generar un huayco de rebalse, por ejemplo.
¡El problema de la sierra limeña es que en los cauces de esas quebradas hay casas! Y no solo casas, poblaciones enteras que viven a la merced de estos fenómenos. El caso de Chaclacayo y Chosica es un ejemplo que se discute en congresos internacionales: una comunidad desarrollada al pie de más de una decena de quebradas que producen huaycos al menos cada dos años.
Ok, ya sabemos qué son, cómo se llaman y cómo se forman, pero, qué podemos hacer ante ellos. Aquí la pregunta del millón de intis.
Lo ideal es que las casas y obras principales (como la Carretera Central) no se vean afectadas por estos fenómenos, para eso necesitamos ver al huayco como una mezcla de dos componentes: un componente sólido: las rocas y bloques que destruyen las viviendas al impactarlas; y un componente líquido: el lodo que inunda las casas.
Para detener las rocas, la construcción de barreras dinámicas, como las existentes en algunas quebradas de Chosica, es lo ideal, personalmente conozco su eficiencia y la semana pasada pudimos verla en acción, los huaycos que bajaron por la quebrada Carosio (Chosica) pudieron haber sido fatales, pero las barreras detuvieron las rocas y sólo bajó el lodo que no afectó a nadie ni nada. El problema es que estas barreras no están instaladas en todas las quebradas y requieren un mantenimiento estacional, como toda obra de mitigación.
Como la barrera dinámica detuvo casi la totalidad de los bloques que debieron haber bajado por la quebrada Carossio el 16 de enero del 2017. Foto: P. Valderrama para Altavoz ©
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