Estudiar siempre en el mismo escritorio, mantenerlo ordenado y sin
ningún estímulo externo es la máxima que le han repetido a niños y
jóvenes. La promesa es que esa práctica los convertiría en buenos
estudiantes. Sin embargo, todo eso podría quedar en el olvido.
Según
un artículo de The New York Times, una serie de estudios han destruido
las antiguas reglas para adquirir buenos hábitos de estudio.
Robert
A. Bjork, psicólogo de la Universidad de California, asegura que cuando
el ambiente donde se estudia cambia, "la información se enriquece y el
proceso de olvido se hace más lento".
Junto a un equipo de
expertos separó en dos a un grupo de alumnos. Los primeros estudiaron
dos días seguidos en el mismo espacio, mientras que los segundos
cambiaron de locación. Luego, midieron los conocimientos de ambos
grupos. Sorprendentemente, los que cambiaron de lugar de estudio
tuvieron un mejor aprendizaje.
Validar científicamente las
creencias populares sobre educación es clave, opina la doctora Valeria
Rojas. "Es común que a los niños con déficit atencional se les pida que
estén quietos y tranquilos en su silla, pero una investigación reciente
descubrió que estos pequeños se concentran más cuando se mueven",
comenta. Por eso, recomienda no inhibir a un niño cuando agita la pierna
o el lápiz mientras estudia.
Constanza Garcés, psicopedagoga,
asegura que los niños de hoy están acostumbrados a tener más estímulos.
"Es difícil pedirles que estén una hora y media sentados realizando una
sola actividad, sin distracciones".
Otra de las investigaciones
citadas por The New York Times comprobó que estudiar un mismo tipo de
ejercicios matemáticos es menos eficiente que estudiar varios temas
intercalados. De biología pasar a geografía, por ejemplo, no está mal.
No agota, renueva el interés y la atención.
A raíz de esta
conclusión, Garcés propone "optar por asignaturas integradas, por
ejemplo, juntar razonamiento lógico con otras habilidades".
Valeria
Rojas recuerda la importancia de no realizar sesiones "maratónicas" de
estudio. "En vez de estudiar por muchas horas una sola materia, es
preferible hacerlo por poco tiempo y de manera espaciada. Pero también
se sabe que el niño retiene el 90% de lo aprendido si repasa la materia
después del colegio. Esto incluso puede ser más potente", agrega. Eso
sí, antes de entrar al colegio, la mente ya puede comenzar a entrenarse
para aprender más fácilmente.
Según la doctora Rojas inculcar el
hábito de la lectoescritura es clave, ya que "no lo trae el cerebro de
forma innata (como el habla) y debe aprenderse. Por eso, los
especialistas debemos orientar a los padres para que este proceso
adquirido se realice de la mejor forma".
Para ello propone
enseñarles desde preescolar una forma lúdica de entender la lectura,
leyéndoles cuentos o mostrándoles libros con dibujos.
Para promover una buena enseñanza, Garcés también plantea formar comunidades de estudio entre los niños.
"Hay
una tendencia a catalogar el mal rendimiento escolar como déficit
atencional, siendo que hay otros factores que inciden en esto. El más
importante son los malos hábitos en el hogar: la falta de sueño y el
abuso de las pantallas les quita tiempo para dedicarse a otras
actividades", sostiene.
Tomado de Río Negro On Line