Científicos de la Universidad de
Stanford demostraron que la oxitocina, conocida como la "hormona del
amor", tiene más repercusiones en nuestras interacciones sociales de lo
que se creía.
Los resultados de la investigación abren las puertas a posibles nuevos tratamientos para el autismo y otros trastornos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia.
Desentrañando un misterio
En investigaciones con roedores arvicolinos, conocidos por ser monógamos, se había especulado que la oxitocina podía estar involucrada en este tipo de fenómeno. Pero esta hipótesis era confusa en otros mamíferos, sobre todo en el que más se usa para la investigación científica: el ratón."En realidad no se sabía lo que intercedía para tener una recompensa social y ni siquiera era seguro que la oxitocina jugara un papel, debido a que los ratones no se casan. Los ratones no buscan una pareja y se quedan con ella de por vida, son promiscuos", le explica a BBC Mundo el doctor Robert Malenka, jefe del estudio.
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BBC Ciencia