Imagine que la policía arresta a dos sospechosos de robo y les coloca en celdas separadas, de manera que no pueden comunicarse entre sí. Como no hay pruebas suficientes para condenarles a un castigo acorde con el delito, a los dos les conviene callarse para que la pena sea de tan solo seis meses. Pero un juez o policía les visita por separado y les ofrece el mismo trato: si delatas a tu compañero, tú sales libre y al cómplice le caerán 8 años de prisión.
Lo que suele ocurrir es que como ninguno de los dos sabe lo que hará el otro, ambos desconfían y finalmente se delatan, con lo que a ambos les cae la pena máxima. De haber confiado y permanecer callados, ambos se podrían haber librado en tan solo unos pocos meses.
Con algunos matices, éste es un dilema muy similar al que han tenido que hacer frente Mariano Rajoy y Luis Bárcenas. Al primero, por lo que se desprende de los sms publicados, probablemente le hubiera gustado cooperar para esconder lo sucedido. El problema está en que desde el principio ambos han desconfiado, y finalmente han decidido pasar a otro tipo de estrategias que también detectamos en los primates no humanos que habitan la selva.
Las alianzas son algo común entre los animales sociales, pero cuando éstas no son posibles para alcanzar un equilibrio, se emplean otros métodos. Los gorilas y chimpancés, por ejemplo, para demostrar a otros machos lo peligroso que puede llegar ser meterse con ellos, realizan demostraciones de fuerza a la vista de todo el grupo, cuyo objetivo es disuadir a los posibles rivales de una verdadera lucha abierta de la que ambos podrían salir gravemente heridos.
El castigo altruista
Los patadas que dan a los objetos los adolescentes o los portazos, puñetazos y gritos de algunos directivos tienen el mismo fin. Pues bien, ésta parece ser la estrategia que está siguiendo Bárcenas frente a Rajoy y otros altos cargos del PP. Con la publicación de parte de la información que posee, Bárcenas trata de demostrar su posición de poder y fuerza.Pero si dos machos con vocación de dominantes entran en conflicto, ambos realizarán estas demostraciones de fuerza. Entonces se llegará a un equilibrio mediante el mecanismo del miedo mutuo. La táctica más empleada durante la guerra fría consistió en este tipo de tácticas, basadas en la intimidación y cuyo fin es que el contrario no inicie las hostilidades. Una manera violenta de evitar la violencia.
Lo que llama la atención es que en algunas de esas demostraciones, también pone en peligro su propia supervivencia. En biología evolutiva, a este fenómeno mediante el cual un individuo se daña a sí mismo para perjudicar a su enemigo, lo denominamos castigo altruista. Por el momento, sólo ha sido detectado en humanos, aunque puede que los chimpancés lo posean también.
Recuerdo que en una ocasión acudí a un seminario del doctorado con el filósofo y científico Camilo José Cela Conde. Allí nos contó un pasaje de 'Las mil y una noches' que lo ilustra a la perfección. Hace miles de años, un pastor que caminaba por el desierto se encontró una lámpara mágica. Al frotarla, apareció un genio que estaba dispuesto a concederle un deseo, con la única condición de que su enemigo recibiría el doble. El pastor escogió quedarse ciego de un ojo
Fuente:
El Mundo Ciencia