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12 de junio de 2013

Así es la gente a la que le da placer aburrirse

Una tensión en la parte de atrás de la garganta o un hormigueo en el cuello o un escalofrío que pasa por el cuerpo cuando se le presta mucha atención a algo o a alguién, como a una persona susurrando instrucciones. Se llama respuesta sensorial meridiana autónoma (ASMR) y es una condición que oficialmente no existía hasta 2010.

La primera vez que oí de ella fue gracias al periodista británico Rhodri Marsden, quien intencionalmente buscaba videos aburridos en YouTube y quedaba hipnotizado. Cosas como gente explicando cómo doblar toallas, manejar secadores de pelo o interacciones con odontólogos.

clic YouTube: Tutorial de doblar toallas

Millones de personas estaban haciendo lo mismo: mirando esos videos supuestamente por las sensaciones placenteras que despertaban.

Marsden me pidió mi opinión como psicólogo. ¿Era real? "Seguro", le respondí. Si la gente dice que siente algo, tiene que ser real... de alguna manera.

La pregunta es ¿qué clase de real? ¿Están todas esas personas experimentando lo mismo? ¿Lo aprendieron o es innato? ¿Cuán común es?

Ese es el tipo de preguntas que hacemos los psicólogos. Pero quizás es más interesante lo que sucedió con ASMR antes de que los psicólogos se pusieran a pensar en ello.

Todos los nombres

Joven aburrido

Hay quienes sencillamente se aburren. Otros, tienen "orgasmos cerebrales" al aburrirse.

Al parecer, ese sentimiento ha existido durante toda la historia de la humanidad. Cada persona descubrió la experiencia, la atesoró o la ignoró, y se la guardó.

El hecho de que no tuviera nombre hasta 2010 sugiere que la mayoría de las personas que lo sintieron no hablaron de ello. Es asombroso que haya llegado tan lejos sin un nombre. Científicamente, no existía.

Pero luego, claro, llegó el siglo XXI y, como se dice, incluso si uno es uno en un millón, hay miles como uno en internet.

Ahora hay sitios web, foros de discusión e incluso Wikipedia. Y un nombre. De hecho, muchos nombres: "Euforia Inducida por Atención", "Orgasmo cerebral" o "La sensación sin nombre" son otras etiquetas que se le han dado.

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BBC Ciencia
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