¿Puede usarse el condicionamiento verbal para manipular a una persona
y modificar su conducta? ¿Hasta qué punto se puede llegar con las
relaciones condicionadas?
Independientemente del modelo teórico que se utilice como referencia, es
innegable que existen toda una serie de variables que condicionan la
conducta, y que a su vez producen una gama de respuestas observables en
el comportamiento.
Usar estas variables en terapia puede suponer un importante plus de
efectividad. Tomando la perspectiva del condicionamiento, estas
variables se pueden explicar cómo estímulos condicionados (EC) que
actúan sobre la conducta del paciente, que sería la respuesta
condicionada (RC). En lo que concierne al profesional, habría que tener
una especial atención en la conducta verbal, ya que es uno de los
factores que más influye al paciente durante la terapia; y puede dar
lugar a una situación en la que el paciente se encuentre condicionado
por la conducta verbal del psicólogo.
Desde la psicología clínica, es altamente esperable que las
mencionadas respuestas observables sean manifestadas por el paciente
durante la terapia, lo que permite acotar y definir una situación dada y
ahondar en las variables que puedan haber causado el comportamiento.
Cabe destacar el punto de vista del CBA (Clinical Behavior Analysis),
que resalta dos variables que tienen influencia sobre la conducta
posterior: la interacción entre doctor y paciente y los automensajes del
paciente.
Cuando la problemática está relacionada con la interacción social, el
primer punto gana importancia, ya que la relación doctor-paciente
supone en sí una interacción mediante la cual el psicólogo puede
reforzar las conductas prosociales. Sin embargo, los automensajes del
paciente son el estímulo incondicionado (EI) determinante para la
conducta. Si a un paciente con tendencia a la ansiedad se le presta más
atención cuando se expresa con tranquilidad, es más probable que repita
este comportamiento en otras ocasiones. Por otro lado, la interpretación
que él de a la situación (con los consecuentes automensajes) será la
clave que le suscite ansiedad o tranquilidad.
También se ha comprobado de cara al condicionamiento la importancia del
contexto y de la saliencia del mensaje. Si en medio de clase, alguien
gritara ¡GOOOL! la conducta sería recordada por todos con total
seguridad. Esto tiene gracia, pero si pasamos el ejemplo a hablar de
superioridad aria en la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial
la pierde por completo.
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