En Sri Lanka ha habido
recientemente una serie de ataques contra mezquitas, rumores
descontrolados sobre matanzas de animales y un intento de prohibir el
sistema de clasificación de alimentos halal.
El grupo, furioso, gritaba que los resultados de los exámenes habían sido distorsionados en favor de los musulmanes.
Pocas semanas después, los monjes, al parecer en complicidad con la policía, atacaron un rastro en la capital, Colombo, argumentando que en el recinto estaban siendo sacrificados becerros, lo cual es ilegal en la capital, o que la carne estaba almacenada de forma inadecuada.
Ambos argumentos, como señala Charles Haviland, corresponsal de la BBC en Sri Lanka, eran incorrectos. Pero los monjes habían propagado rumores de que el rastro era propiedad de musulmanes.
Estos hechos, que los monjes de Sri Lanka llaman "acción directa", forman parte de una creciente ola de actividades antimusulmanas en el país coordinadas por nuevos grupos budistas de línea dura: una tendencia que está preocupando a mucha gente.
Surge cuatro años después de que el ejército del país, de mayoría budista cingalesa, derrotó a los separatistas tamiles.
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BBC Internacional