Al menos un 10% de la población mundial ha perdido la capacidad de amar, según estima la Sociedad Española de Neurología (SEN). Se debe a un trastorno neurológico conocido como alexitimia que impide a las personas afectadas identificar las emociones que experimentan así como expresarlas verbalmente.
No obstante, no todos los pacientes presentan el mismo grado de afectación y es importante establecer una distinción entre la alexitimia primaria,
producida porque las estructuras neurológicas vinculadas con las
emociones están dañadas debido a esclerosis múltiple o tumores
cerebrales, por ejemplo, y la secundaria, como
consecuencia de un trauma emocional grave o por un desorden en el
aprendizaje emocional. La incapacidad para expresar las emociones
también puede ser un síntoma temprano de la enfermedad de Parkinson
(EP).
“Los seres humanos somos capaces de sentir amor, odio,
alegría, miedo, es decir, experimentar sentimientos y emociones, gracias
a un cerebro
que lo hace posible, tanto estructural como funcionalmente, así como a
relacionar dichos sentimientos con estructuras que permiten su
verbalización”, explica el Prof. Pablo Duque San Juan, Coordinador de
la Sección de Neuropsicología de la SEN. “Si se nace con alguna una
anomalía en zonas cerebrales que se encargan de analizar y formular las
emociones, o se produce alguna lesión o disfunción que interrumpa el
circuito de conexión entre estructuras, se puede generar la
imposibilidad de verbalizar e identificar sentimientos”.
La importancia de sentir emociones es muy superior a lo que solemos pensar. "Las emociones influyen muchísimo en la atención, la memoria y el racionamiento, nos indican qué es lo importante y nos ayudan a tomar decisiones”,
explica el Prof. Pablo Duque. “Cuando no somos capaces de reconocer
nuestras emociones, ni de interpretarlas, no podemos utilizar una
información que es muy valiosa, lo que hace que sea mucho más complicado
tomar decisiones y crear vínculos sociales.”
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