Hacía mucho tiempo que no me dejaba caer por una de mis webs
favoritas, The Straigh Dope, y echaba de menos a su sabiondo y cachondo
(fingidamente borde) instigador, Cecil Adams, así que clic clic, allí me
planté…
¡Qué curioso! Normalmente las dudas que le plantean sus lectores, en
busca de alguien que combata la ignorancia (su leitmotiv desde hace
décadas) son cuestiones que yo mismo me había hecho alguna vez. Sin
embargo la de hoy me tomó por sorpresa.
¿Qué es lo contrario del cero absoluto? ¿Existe una temperatura
máxima alcanzable? Pues va a ser que si. Habemus límite superior.
Si Adams no nos miente se trata de una temperatura inconcebiblemente alta llamada Temperatura de Planck,
una de esas curiosidades científicas que no sirven realmente de mucho.
El universo tenía esa temperatura durante el primer instante de Planck
tras el Big Bang (10^-43 de segundo), y hablamos de 10^32 Kelvin.
Puede que esa cifra no te diga nada, pero si la comparas con la
temperatura en centro de nuestro sol (10^6 Kelvin) pues te vas haciendo
una idea.
Resulta más sencillo entender el cero absoluto que la temperatura de
Planck. Percibimos el calor en función del movimiento, cuanto más frío
es algo menos movimiento interno exhiben las moléculas que lo componen.
Al llegar al cero absoluto (0 Kelvin) el movimiento molecular
virtualmente se detiene.
Sin embargo, en el otro extremo, cuanto más rápidas se muevan las
moléculas más caliente estará ese algo. A 10^10 Kelvin, los electrones
se mueven a velocidades próximas a la de la luz, pero también se hacen
más masivos, por lo que su temperatura puede seguir aumentando. A 10^32
Kelvin, la citada Temperatura de Planck, las gigantescas densidades
obtenidas por esos electrones harían, en caso de que pudieran seguir
calentándose, que se convirtieran en agujeros negros, y en ese punto lo que sabemos sobre el espacio y el tiempo se colapsa.
Así pues, la Temperatura de Planck es el límite calórico superior que
se puede alcanzar. O al menos, como bien indica Adams, en ese punto
alcanzamos la temperatura más alta concebible de acuerdo a las presentes teorías, lo cual no quita que una futura teoría cuántica de la gravedad nos permita imaginar temperaturas aún más altas.
Aunque a Adams, según concluye, tal posibilidad le deja frío.
Me enteré leyendo The straight dope.
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