¿No habéis oído a ciertos políticos
y religiosos decir que la homosexualidad se cura? Bien, no de de ese
tema exacto os quiero hablar, pero sí de lo que pasa cuando vamos en
contra de lo que vendría a llamarse “sexo psicológico”, o sea, el que se
siente uno, independientemente del resto de factores. La línea de
pensamiento de esos políticos y religiosos no debe ir muy lejos de
cierto psicólogo de Nueva Zelanda llamado John Money. Dicho psicólogo tenía bastantes parecidos con los anteriores. Hasta en sus formas de divulgar los hechos.
Como consecuencia un bebé humano podía ser asignado a un sexo u otro. Dicha creencia era utilizada por los médicos para justificar una operación quirúrgica que transformaba en niñas a los niños nacidos con penes defectuosos. Esa cirugía se hizo normal por un tiempo. Incluso los varones con penes extraordinariamente diminutos se “reasignaban” al sexo femenino.
http://www.altereddimensions.net/images/people/DavidReimerBoyRaisedAsGirl.gifMoney aceptó el caso de un niño que había perdido el pene en una circuncisión chapucera. Dicho niño era gemelo monocigótico, de modo que la oportunidad de ver cómo podría convertirse en una mujer mientras que su hermano se desarrollaba como hombre era irresistible. Por consejo de Money el niño fue sometido a una operación de reasignación sexual, luego los padres le criaron como a una niña y nunca le contaron nada acerca de su origen.
En 1972, Money publicó un libro en que describía el caso calificándolo de éxito rotundo, la prensa lo aclamó como prueba definitiva de que los roles sexuales eran producto de la sociedad, no de la biología; influyó a toda una generación de feministas en un momento decisivo; se introdujo en los manuales de psicología; e influyó en muchos médicos que ahora contemplaban la reasignación sexual como una solución sencilla a un problema complicado.
Parecía que Money había ganado el debate. Posteriormente, en 1979, la emisora de televisión BBC empezó a investigar el caso. El equipo había oído rumores de que el niño que pasó a ser niña no era el éxito que afirmaba Money. Lograron traspasar el anonimato del caso incluso entrevistarse brevemente con la niña en cuestión, aunque no divulgaran su identidad en antena. Se llamaba Brenda Reimer, tenía entonces 14 años y vivía con su familia en Winnipeg. Lo que el equipo contempló fue una muchacha desgraciada, con un lenguaje corporal masculino y una voz grave. Los de la BBC entrevistaron a Money, que se puso furioso ante la invasión de la intimidad de la familia.
Diamond [quien estaba al frente de la investigación] seguía presionando a Money para que diera detalles, pero no consiguió nada. Después de esto, Money eliminó de sus publicaciones toda referencia al caso. La pista se enfrió una vez más. Luego, en 1991, Money culpó a Diamond de incitar a la BBC a invadir la intimidad de la chica. Enfurecido, Diamond intentó ponerse en contacto con psiquiatras que pudieran haber tratado el caso. En 1995, conoció por fin a “Brenda Reimer”
Salvo que Brenda ahora se llamaba David y era un hombre felizmente casado y con hijos adoptados. Había soportado una niñez confusa y desgraciada, rebelándose constantemente contra todo aquello que fuera característico de una niña, aunque no sabía nada acerca de que había nacido niño. Como a la edad de 14 años seguía insistiendo en llevar la vida de un chico, al final sus padres le hablaron de su pasado. Inmediatamente, exigió la reposición quirúrgica de un pene y adoptó la vida de un adolescente. Diamond persuadió a David para que le dejara contar su historia al mundo (utilizando un seudónimo) de modo que otros no tuvieran que soportar en el futuro. En 2000, el escritor John Colapinto le convenció para que abandonara su anonimato a fin de escribir un libro.
Money nunca pidió disculpas, ni al mundo por engañar a la gente acerca del éxito de la reasignación, ni a David Reimer. Actualmente, Diamond se pregunta qué habría ocurrido si el niño hubiese salido homosexual o un transexual que hubiese querido vivir bien de un modo afeminado o bien como mujer, o no hubiera estado dispuesto a salir del armario y contar su historia.
David Reimer no está solo. Una gran parte de los niños reasignados como niñas se declaran chicos en la adolescencia. Y un estudio reciente sobre personas nacidas con genitales ambiguos revela que los que escaparon al bisturí del cirujano tienen menos problemas psicológicos que las que fueron operadas en su niñez. La gran mayoría de los varones a los que cambiaron para que vivieran como niñas han vuelto, por su cuenta, a vivir como hombres.
Como dijo en cierta ocasión un grupo de investigadores de Kansas:
En realidad, el órgano sexual más grande, lo tenemos entre las orejas y no entre las piernas.
Actualización: me dice Mario en un comentario que David se suicidó. Efectivamente, en la wkilipedia dice textualmente Reimer
acabó haciendo público su caso para así evitar practicas similares en
el futuro, y después de sufrir una fuerte depresión, problemas
económicos y el final de su matrimonio, acabó suicidándose en el 2004.
Fuente:Matt Ridley , ¿Qué nos hace humanos?
Tomado de:
Historias de la Ciencia