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6 de agosto de 2012

Antamina: Derrame en Santa Rosa (Ancash) pone en la mira la seguridad del mineroducto

Comentario: Y como de costumbre nuestra prensa nacional nos informó este fin de semana sobre Pedrito Otiniano y su triste fin y sobre la ley de Desarrollo Docente que dejaría a miles de docentes sin empleo. Y está bien. 

Pero NO DICEN NADA sobre el derrame de la minera Antamina (Ancash) y los graves problemas que causó, y causa, a las salud de cientos de peruanos y al medio ambiente.¿Por qué? Lss mineras tienen gran Poder, simpre ha sido así en nuestro páis. Pero no tiene por que seguir siendo así. Denunciando a estas grandes corporaciones (que saquean nuestras materias primas y envenenan a nuestro hijos, nuestro, aire, nuestro suelo y nuestras aguas) estamos dando el primer paso para evitar la impunidad de los crímenes que comenten las mineras contra los seres humanos y el medio ambiente.

La República publicó un extenso informe al respecto.


El 31 de mayo, 6 días después del accidente, La República llegó a Santa Rosa y fue testigo de las tareas de la limpieza del concentrado tóxico.
 
El 31 de mayo, 6 días después del accidente, La República llegó a Santa Rosa y fue testigo de las tareas de la limpieza del concentrado tóxico. 
 
 
Suma de errores. La República reunió testimonios que afirman que Antamina no tenía la llave de la válvula para atajar el derrame. El presidente regional de Áncash, César Álvarez, afirma que falló el Plan de Contingencia de Antamina.

Beatriz Jiménez. Enviada especial/

Pasadas las 9 de la mañana del miércoles 25 de julio un forado en el codo de la válvula VS1 del mineroducto de Antamina se convirtió en un “spray” contaminante que alcanzó varios metros de altura y derramó en la comunidad campesina de Santa Rosa material “muy tóxico que causa otros efectos”, según establece la Hoja de Seguridad de la empresa.

La marea de 45 toneladas de concentrado –42 de las cuales, según Antamina, fueron contenidas en la poza de emergencia y 3 se dispersaron en el ambiente– continuó hasta las 11 a.m. de acuerdo con el parte policial y cubrió de un barro verdoso un radio de unos 50 metros.

“Es importante mencionar que este evento no ha ocasionado daño al ambiente ni a la salud de las personas”, aseguraba Antamina en una nota de prensa del mismo 25 de julio, mientras los primeros pobladores eran derivados de urgencia al hospital  San Pablo de Huaraz.

Pero el plan de comunicación de crisis de la empresa no fue lo único que falló el 25 de julio según la información obtenida por La República en Santa Rosa. Hasta el cierre de esta edición, Antamina se negó a declarar respecto a estos hechos.  

Secuencia de errores

El ruido de la ruptura del codo fue como el de una explosión, según detallaron a La República los comuneros de Santa Rosa. Una nube tóxica se elevó en el ambiente y fue respirada por toda la pequeña comunidad, de algo más de 200 habitantes.

Alertados por la explosión, los pocos hombres que no habían ido a trabajar ese miércoles fatídico corrieron cerro arriba para tratar de cerrar la válvula. Sin embargo, el vigilante del recinto, Gilberto Jara Vega (53) –un comunero de Santa Rosa contratado por Antamina–, no contaba con la llave para abrir el candado de la reja que circundaba las instalaciones. No solo no tenía   las llaves sino tampoco mascarilla. Fue ingresado el mismo 25 en la clínica San Pablo de Huaraz y, tras ser dado de alta, fue reingresado, pero esta vez en la clínica Jesús del Norte de Lima.  

Según el testimonio del alcalde de Cajacay, Felipe Santos Sandoval, el primer ingeniero de Antamina –Enrique Cubas Montoya– tardó alrededor de una hora en llegar a la válvula.

Pero él tampoco tenía la llave del candado. A estas alturas del desastre, el concentrado de 14 metales se escurría hasta la cuneta de la carretera Pativilca-Huaraz y, por el otro lado del cerro, amenazaba con llegar al río. El alcalde relata que los trabajadores de Antamina pidieron ayuda a los comuneros para romper el candado y poder entrar a la válvula. Tras reventar la cerradura, por fin pudieron cerrar manualmente la gigantesca llave.  

Solucionado ese problema, corrieron con sus lampas para evitar que el concentrado, que  rebasó las canaletas de Antamina, llegara al río Fortaleza.  Armaron diques y lograron desviar su curso hacia una pequeña piscigranja abandonada a la orilla del río. Tito Damián Vergara, un comunero que trabajó en la construcción del ducto hace 12 años, dirigió los trabajos. Hoy toda su familia está afectada.

Los comuneros no solo inhalaron el polvo del concentrado el día 25. “La ira del momento al tener que sufrir el derrame hizo que no dejáramos limpiar a la empresa”, admite Hilario Morón, el presidente de la comunidad.

No fue hasta el 28 de julio que lograron llegar a un acuerdo con Antamina para retirar los relaves. Hasta esa fecha,  la comunidad celebró asambleas comunitarias en la misma válvula accidentada, exponiéndose de nuevo al concentrado. “Antamina nos había dicho que no era contaminación”, justifica Hilario.

Por ello, el goteo de pacientes continuó. En total, según Antamina, 210 personas han sido atendidas, 45 de las cuales fueron hospitalizadas en la Clínica San Pablo de Huaraz y dadas de alta tras suministrarles suero y  medicamentos paliativos como Paracetamol.

Sin embargo, según pudo comprobar La República, los pobladores expresan que persisten los síntomas. Así lo corrobora el equipo del Colegio Médico que en virtud de un acuerdo entre Antamina y la comunidad atiende en la posta de Santa Rosa a la población. El Dr. Daniel Reátegui, portavoz del grupo, explica a La República que desde el 3 de agosto hasta ayer por la tarde han atendido a 89 personas. “Encontramos síntomas como cefalea, dolor abdominal y falta de apetito”, detalla.

Por su parte, Antamina, en un comunicado de prensa, ratificó “su compromiso con la salud integral de la población”. La compañía, que ha corrido con todos los gastos médicos de los afectados, declara que su interés irá más allá del alta médica.

En una asamblea celebrada el 4 de agosto en Cajacay, el Ministerio de Salud informó que dará a conocer los resultados de los análisis de sangre de la población el próximo 10 de agosto.
Sanciones

Mientras el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) investiga el accidente, el presidente regional de Áncash, César Álvarez, afirmó ayer que la compañía minera no activó su Plan de Monitoreo y Contingencia, y pidió a la empresa supervisar toda la infraestructura del ducto, de 302 kilómetros de longitud y que conecta la mina, en el distrito de San Marcos, con Puerto Lobitos, en Huarmey. Según Erick Nautino, responsable de recursos naturales del Gobierno Regional de Áncash, la multa de Antamina oscilaría entre 600 y 1.000 UIT o de 2 a 3 millones 600 mil soles.

Los pobladores de Santa Rosa, capitaneados por el presidente de su comunidad, Hilario Morón, van más lejos. “Para nosotros falló el sensor que Antamina dice que corta el flujo del mineroducto si hay derrame”, afirma Hilario. Por eso, esta sanción en insuficiente en el distrito de Cajacay, que cuenta con dos válvulas del mineroducto: una en Santa Rosa (VS-1) y otra en el pueblo de Cajacay (VS-2). Esta segunda válvula ya habría registrado en el 2003 una pequeña fuga, según Tito Aguilar Ocedo, juez de paz de Cajacay. Los habitantes de los siete centros poblados del distrito quieren que el ducto sea revisado en su totalidad. “El mineroducto pasa por el corazón del distrito y ahora nos sentimos amenazados”, relata el alcalde distrital, Felipe Santos. Su distrito está fuera de la zona de influencia de Antamina, y solo percibe por canon un millón de soles.

Volcadura de un camión afectó en mayo laguna de Huachucocha

El 3 de mayo del 2012 un camión de la empresa Técnicas Metálicas, contratista de Antamina, se volcó en el kilómetro 91 de la carretera Antamina-Conococha y derramó combustible en una alcantarilla cercana a la laguna de Huachucocha, situada en los terrenos de la comunidad de Túpac Amaru, en el distrito de San Marcos (Áncash).

En una nota de prensa, Antamina reconoció la fuga de petróleo del tanque del tráiler. Informó también que procedió a limpiar “todos los residuos que habían quedado en la pista, cuneta, acequia y orillas de la laguna”. Sin embargo no reconoció derrame en la laguna.

El informe 0247 de DIGESA, hecho público en junio, establece que la laguna de Huachucocha presenta tasas de metales pesados por encima de los límites permisibles. Por ello, declara que la laguna se encuentra "en alto riesgo ambiental". Las aguas de la laguna son tributarias de la cuenca del río Mosna, que abastece a diferentes comunidades del distrito de Huari.

Fuente:

La República
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