Este post va in memoriam de"Solitario George", la última tortuga de su especie que acaba de fallecer recientemente...
La historia de la ciencia, y la de los científicos, está repleta de
anécdotas, a cual más curiosa. La de Bertrand Russell y las tortugas es
una de ellas.
La cuenta muy bien Vicente Muñoz (que ya colaboró por aquí con Planito y la forma del Universo) en su libro Formas que se deforman, sobre topología, que, por otra parte, está resultando muy interesante:
La cuenta muy bien Vicente Muñoz (que ya colaboró por aquí con Planito y la forma del Universo) en su libro Formas que se deforman, sobre topología, que, por otra parte, está resultando muy interesante:
Cuenta una historia que en cierta ocasión el filósofo y matemático Bertrand Russell (Reino Unido, 1872-1970) estaba dando una conferencia sobre astronomía en al que describió cómo la Tierra giraba alrededor del Sol, que a su vez gira en torno a las estrellas de nuestra galaxia. Al final de la charla, una anciana se levantó al fondo de la sala y dijo: “Todo lo que nos ha contado usted son disparates. En realidad, el mundo es una placa plana que se sostiene sobre el caparazón de una tortuga gigante”. A Russell estos comentario no lo amilanaban. Sonrío con suficiencia y dijo: “¿Y sobre qué se sostiene la tortuga?”. “Se cree usted muy agudo, joven”, replicó la anciana. “Pero hay infinitas tortugas”.
Me hubiese encantado ver la cara del señor Russell después de este
último comentario de la anciana, de la que, hasta donde yo sé, no se
tiene información.
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