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10 de abril de 2012

¿Gran descubrimiento?: A mayor igualdad social, más felicidad

"Las sociedades con un mayor nivel de bienestar son aquellas en las que hay un mayor nivel de igualdad social. La felicidad no es un asunto solamente individual, sino que depende de un entorno más justo, en el que se respeten los derechos humanos, se cuide el medio ambiente y exista el apoyo social". Así lo demuestran las investigaciones que ha presentado catedrático Carmelo Vázquez (Universidad Complutense) en el II Cogreso Internacional de la Felicidad que ha organizado Coca-Cola en España.

Vázquez fue el último de los ponentes en una jornada que ha contado, además de con él, con otros tres conocidos divulgadores e investigadores españoles: Eduardo Punset, Luis Rojas Marcos y Juan Luis Arsuaga, reunidos todos ellos para hablar de ese fenómeno intangible que es la felicidad.

Ante un auditorio en el que no quedaba una plaza vacía, Punset, que es uno de los organizadores, ha asegurado que, pese a la crisis, "cualquier tiempo pasado fue peor porque hemos salido del imperio del dogma y, además, la vida aumenta 2,5 años cada década, algo grandioso".

El psiquiatra Luis Rojas Marcos, que trabaja en Nueva York, donde ha dirigido las instituciones de salud pública de esta ciudad, ha centrado su ponencia en los factores que facilitan lo que él llama "satisfacción con la vida". Así, ha destacado la importancia de comunicarse "porque el hablar las emociones pierden intensidad". Tras preguntar a la audiciencia si se sentía feliz y ante un abrumador 90% afirmativo, el psiquiatra ha apuntado que "es un sentimiento que está en los genes porque lo ha favorecido la selección natural".

Como muchos de los presentes esperaban, Rojas Marcos ha mencionado algunos factores "protectores" de esa felicidad, como son las relaciones afectivas, la resilencia (que es la capacidad de ser flexible y resistente a situaciones adversas) o la sensación de que se tiene el control de la propia vida.

Por su parte, el paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga, codirector del proyecto de Atapuerca, ha hecho un repaso de la evolución humana para explicar cómo hace un millón de años la especie "dejó de ser presa para convertirse en la mayor depredadora". Fue entonces, ha asegurado, cuando comenzó la competencia con los otros grupos humanos y la solidaridad dentro del propio.

Vivir en armonía

Sin embargo, el investigador ha asegurado que las recetas para ser feliz las encuentra, precisamente, en "tratar de no dejar el mundo peor de lo que lo encontramos" y en "vivir en armonía con otras especies y mi felicidad se va con el expolio y la avaricia sin sentido".

La conferencia de Arsuaga ha tenido mucho en común con las investigaciones del catedrático de la Universidad Complutense. Vázquez ha recordado cómo en el pasado, y aún muchos lo creen así, los índices de bienestar humano se midieron por el Producto Interior Bruto o por el índice de desarrollo de Naciones Unidas (basado en la esperanza de vida, la escolarización, etc.). Ahora se analizan otros baremos, como el desarrollo de los derechos humanos o la participación ciudadana.

Otros estudios revelan, asimismo, que la felicidad defiende de las infecciones (los felices enferman menos). También se ha demostrado, con los datos de un estudio de Estados Unidos, que entre los 18 y los 50 años el nivel de satisfacción personal baja, pero vuelve a subir a partir de esa edad.

Fuente:

El Mundo Ciencia

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