A mucha gente le ha ocurrido que, tras comer helado demasiado rápido y de forma continua, de repente siente un dolor punzante en la parte frontal del cráneo. Como si alguien hubiera punzado nuestro lóbulo frontal. La razón de ello es porque la sustancia fría ha entrado en contacto con los nervios superiores de la boca.
Uno de ellos, que está en la parte trasera de la garganta, y se llama ganglio esfenopalatino, estimula el nervio trigeminal, el mayo de los nervios sensoriales que comunican la cara con el cerebro. Aunque no hay demasiadas publicaciones al respecto, esta sensación se conoce como “cefalea helada” o “cefalea del helado”.
A no ser que comáis con más tranquilidad, estos dolores no se pueden evitar. Con todo, el dolor es inofensivo, porque no tiene nada que ver con el cerebro.
Los que sufren migrañas suelen ser propensos a los dolores de cabeza inducidos por el frío, y una cefalea helada de entre 10 y 20 segundos de duración puede desencadenar un ataque de migraña más prolongado.
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