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19 de marzo de 2012

El frío no refría... entonces... ¿Cómo nos resfriamos?


"Abrigate porque te vas a resfriar". Salvando las diferencias linguísticas entre todos los países de habla hispana, esta podría ser una de las frases más repetidas por millones de padres de todo el mundo a sus hijos.

El resfrío, catarro o resfriado común, es una enfermedad causada por la infección de un virus, que suelen ser de la familia Rhinovirus o Coronavirus. La enfermedad se produce cuando estos virus se introducen de alguna forma a nuestro cuerpo, y se alojan en el sistema respiratorio. A partir de ahí y en el plazo de un par de días, se empiezan a reproducir y nuestro sistema inmune activa los mecanismos de defensa, que incluyen: secreción de mucosas, tos, malestar general y en ocasiones, fiebre. Esto suele durar un par de días más, hasta que el cuerpo elimina completamente a los pequeños invasores, y desarrolla inmunidad para ese tipo de virus. El problema es que existen cientos de virus distintos que producen resfriados, y eso hace también inviable la fabricación de una vacuna. El resfrío no tiene cura, sólo existen medicamentos para aliviar los síntomas.

Entonces, si el resfrío es una infección viral ¿Por qué tenemos que abrigarnos? No es necesario hacerlo, ya que se trata de otro mito urbano. Cuando agarramos frío por estar poco abrigados, porque se larga a llover de forma desprevenida, o por lo que sea, puede suceder que se inflamen las vías respiratorias y produzcan más mucosidades, pero sólo sucede en el día o al día siguiente, y no hay ninguna infección viral de por medio.

En 2005 se publicó un estudio en el que los investigadores sometieron a 90 estudiantes a recibir frío directo en los pies, y a otros 90 estudiantes, a ningún experimento. Observaron que del primer grupo, 13 se resfriaron en los días siguientes al experimento, pero del grupo control, lo hicieron 5. Los investigadores creen que esto podría deberse a que al recibir frío, se reduzca la circulación de sangre en los capilares de la nariz, algo que impediría el correcto funcionamiento del sistema inmune. Pero sólo un 10% de los que recibieron frío en los pies se enfermaron, y cerca de un 5% de los que no recibieron nada, también lo hicieron, en un estudio con relativamente pocas personas. Por lo que concluyen que en principios no hay una relación muy directa entre el frío y los resfríos.

Otra razón por la cual la gente puede llegar a resfriarse más en invierno que en verano, es que en las estaciones más frías, el transporte público, las aulas y las oficinas, suelen estar más cerradas. Y eso propicia a que la gente estornuda y tosa, y propague micropartículas de mucosas mezcladas con virus para todos lados.

El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos recomienda, entre otras cosas, lavarse las manos con frecuencia, no llevárselas a la cara y mantenerse alejado de personas resfriadas para evitar el contagio. Pero en ningún momento comenta que hay que abrigarse. De hecho, estos consejos, así como taparse la boca con el antebrazo a la hora de estornudar, usar pañuelos descartables, y alcohol en gel, son los consejos más comunes para evitar la propagación de todo tipo de gérmenes.

¿Y tomar vitamina C? El uso de vitamina C se popularizó en los años 70 contra los resfríos, principalmente por culpa del premio Nobel Linus Pauling. Este señor inventó una teoría pseudocientífica a la que llamó medicina ortomolecular que plantea el uso de enormes dosis de vitaminas, para curar todas las enfermedades. A pesar de esto, se han hecho estudios científicos de verdad, y no han encontrado que grandes dosis de vitamina C cure el resfrío. Lo que sí se sabe, es que si se aplican dosis regulares de esta vitamina a lo largo de muchos meses (que pueden alcanzarse con una buena alimentación), los resfríos suelen durar y afectar menos a los enfermos.

Muchas medicinas alternativas, como la Homeopatía, ofrecen medicamentos que, inteligentemente, prometen "curar los resfríos en una semana". Claro que durante esa semana las molestias persisten (muchos promueven que sufrir es bueno), y también es claro que si no se tomase absolutamente nada, también se curaría en una semana, porque es el tiempo que suele tardar el sistema inmune en hacerse cargo de la infección.

La gripe, por otro lado, es otra enfermedad distinta. Es causada por diferentes virus de la familia Orthomyxoviridae. Suele durar más y traer mayores malestares, dolores de cabeza y fiebre, además de los síntomas de los simples resfríos. Los consejos para prevenir la gripe son los mismos, aunque en este caso sí existen vacunas, porque entre un 10 y un 50% de los casos suelen ser causados por una epidemia de un virus en particular. Tanto los resfríos como la gripe pueden llegar a presentar complicaciones, y ante cualquier duda, se recomienda ir al médico.

En realidad nuestros padres no nos mintieron, sólo estaban equivocados. Y ahora nos corresponde hacérselos saber, o por lo menos no seguir promoviendo el mito.

Fuente:

Proyecto Sandía

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