Carl Sagan no se cansaba de recordar que para ser un buen científico es necesario mantenerse en el difícil equilibrio entre estar abierto a las nuevas ideas y ser absolutamente escéptico con todas ellas. El libro de Michael Shermer Las fronteras de la ciencia. Entre la ortodoxia y la herejía es un homenaje a los que son capaces de tener la mente abierta sin que el cerebro se les caiga al suelo. Por sus páginas desfilan teorías, autores y descubrimientos (a veces entre comillas) que se sitúan en la delgada línea que separa la ciencia de la pseudociencia. Aunque el libro se ocupa de temas tan diversos como las diferencias raciales en inteligencia, la teoría del equilibrio puntuado, o los orígenes del heliocentrismo, el gran protagonista del libro es Alfred Russel Wallace, al que dedica nada menos que tres de los doce capítulos que componen el libro. Aunque todos conocemos al codescubridor de la teoría de la selección natural, no son tan célebres los escarceos del biólogo con el mundo del espiritismo, la hipnosis y la frenología, que Shermer relata con magistral habilidad en un alarde de erudición. Entre las contribuciones más interesantes del libro está el kit de detección de límites esbozado en la misma introducción. Se trata de diez sencillos criterios que pueden servir para juzgar por nosotros mismos si una teoría innovadora cae en el lado de la ciencia o en el de la pseudociencia. Los reproduzco aquí a modo de decálogo para quienes quieran convertirse al escepticismo razonable:
1/ ¿Hasta qué punto son fiables las fuentes en que se sustenta la nueva afirmación?
2/ ¿Suelen hacer esas fuentes afirmaciones similares?
3/ ¿Han sido verificadas las afirmaciones por otra fuente?
4/ ¿Cómo casa la afirmación con lo que sabemos del mundo y su funcionamiento?
5/ ¿Se ha tomado alguien, incluida la persona que la defiende, la molestia de buscar pruebas que refuten la afirmación, o sólo ha buscado pruebas que la confirmen?
6/ En ausencia de pruebas definitivas, ¿las que existen convergen en las conclusiones de la nueva teoría o en otras?
7/ ¿Recurre quien defiende una teoría a las normas de la razón y a las herramientas de investigación generalmente aceptadas o las sustituye por otras que le permiten llegar a las conclusiones deseadas?
8/ Quien defiende la afirmación, ¿aporta también una explicación distinta de los fenómenos observados o se limita a negar la explicación existente?
9/ Si quienes postulan la nueva afirmación sí plantean una teoría alternativa, ¿explica ésta tantos fenómenos como la anterior?
10/ Las creencias y prejuicios de los que defienden cierta teoría, ¿se basan en las conclusiones de esta teoría o, al contrario, en los propios prejuicios?
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