Ilustración que muestra a dos pingüinos y un delfín de hace 25 millones de años. | Chris Gaskin / Otago University
Después de 35 años, se ha logrado completar la reconstrucción de un fósil gigante de pingüino, ofreciendo a los investigadores nueva información sobre la diversidad de los pingüinos prehistóricos. Los huesos fueron recogidos en 1977 por el doctor Ewan Fordyce, paleontólogo de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda. En 2009 y 2011, el doctor Dan Ksepka, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y el doctor Paul Brinkman, viajaron a Nueva Zelanda para ayudar en la reconstrucción del fósil de pingüino; y ahora, han publicado sus hallazgos en el 'Journal of Vertebrate Paleontology'.
Los investigadores apodaron Kairuku al pingüino, una palabra maorí que se traduce como "buzo que regresa con comida". Ksepka se interesó en el fósil porque su forma corporal es diferente a la de todos los pingüinos conocidos, tanto vivos como extintos. Además, el investigador también estaba interesado en la diversidad de las especies de pingüinos que vivían en lo que hoy es Nueva Zelanda, durante el período Oligoceno, que tuvo lugar hace, aproximadamente, 25 millones de años.
Según Ksepka, "Nueva Zelanda fue un lugar ideal para los pingüinos en términos de alimentos y seguridad. La mayor parte de la isla estaba bajo el agua en ese momento, dejando masas rocosas aisladas que mantenían a los pingüinos a salvo de los depredadores, y les proporcionaban comida abundante". Kairuku fue una de las, al menos, cinco especies diferentes de pingüinos que vivieron en Nueva Zelanda durante el mismo período -esta diversidad de especies fue lo que hizo difícil la reconstrucción.
Otago University
Uno de los fósiles usados para la reconstrucción
"Kairuku era un ave elegante para los estándares de los pingüinos, con un cuerpo delgado y aletas largas, pero patas cortas y gruesas", explica Ksepka. Los investigadores realizaron la reconstrucción a partir de dos fósiles de Kairuku, por separado, utilizando el esqueleto de un pingüino rey actual, como modelo. El resultado fue un pájaro alto, de pico y aletas alargados - sin duda, la mayor de las cinco especies que eran comunes en la zona durante el Oligoceno.
Nueva Zelanda contiene fósiles excepcionales, que dan pistas importantes sobre la historia de los pingüinos y otras criaturas marinas. Ksepka espera que la reconstrucción de Kairuku dé a otros paleontólogos más información acerca de otros fósiles en la misma zona, así como un mejor conocimiento sobre las especies de pingüinos gigantes.
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