No hasta hace mucho tiempo atrás la medición de la radioactividad era un trabajo reservado para los científicos. Armados con un contador Geiger, los especialistas podían medir los niveles de contaminación nuclear presentes en un lugar determinado.
Sin embargo, después de la avería de la planta nuclear de Fukushima, provocada por el terremoto y posterior tsunami en Japón de marzo, muchos ciudadanos de ese país parecen haberse convertido en expertos en esa tarea.
Desde abril, por ejemplo, cientos de ciudadanos de a pie comenzaron a subir sus propias mediciones a Safecast.org, un página de internet que les permite a los usuarios compartir información de lo que está pasando en cuanto a la radioactividad en el lugar en el que viven.
El objetivo de esta organización sin fines de lucro es llenar el vacío que existe ante la falta de información de las autoridades.
Para reunir la mayor cantidad de mediciones posibles, fabricaron sus propios contadores Geiger y se los entregaron a voluntarios -científicos, aficionados a la tecnología y personas comunes y corrientes- que viven en las zonas más afectadas.
Al cabo de unos meses, recibieron una cantidad invaluable de datos que les permitió crear mapas que muestran los niveles de radioactividad.
Desconfianza
Para muchos, el hecho de que los ciudadanos comunes hayan comenzado a tomar mediciones por cuenta propia es un reflejo de la pérdida de confianza en la información suministrada por las autoridades.
La confusión, provocada por la publicación información contradictoria, tampoco contribuye a calmar la ansiedad de la población.
Este jueves por ejemplo, se informó de la presencia de elevados niveles de radiación en el distrito de Setagaya, a unos 200 kilómetros de Fukushima.
Sólo más tarde, las autoridades señalaron que la radiación se originó en unas antiguas botellas que estaban guardadas en una caja de madera en un sótano de una casa de Tokio y, por lo tanto, descartaron una conexión con la planta nuclear.
La información recopilada por los usuarios de Safecast.org ha tendido hasta el momento a coincidir con las mediciones del gobierno. Sin embargo, en algunos casos, reveló que la radioactividad en algunos sitios era más elevada de lo que se esperaba.
Madres con iniciativa
Estos datos sirven para que la población pueda alertar a las autoridades y hacer que se tomen medidas antes de que sea demasiado tarde y las partículas de radioactividad se esparzan por una región más amplia.
Según explica Ryugo Hayano, físico nuclear de la Universidad de Tokio, en determinadas situaciones "no fue sino hasta que los residentes locales elevaron sus voces que los gobiernos municipales se tomaron el tema seriamente".
En el caso de Setagaya, por ejemplo, fue un grupo de madres las que, tras medir la radioactividad en las inmediaciones de la guardería a la que acudían sus hijos, alertaron a las autoridades.
Y para los que no saben cómo hacerlo o no disponen de un contador Geiger, el gigante de los teléfonos celulares japonés NTT DoCoMo presentó una solución: desarrolló un teléfono inteligente que tiene la capacidad de medir la radiación en el ambiente.
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