Un grupo de mujeres en el hospital de Varanasi. | Ehtisham Husain
Una decena de mujeres se prepara para dar a luz en un destartalado hospital de Varanasi, ciudad sagrada al sureste de La India. Reclinadas en precarias camillas, comparten una sala preparto mientras dilatan. En cuestión de horas, sus hijos incrementarán el censo de Uttar Pradesh, el estado más poblado del mundo con 200 millones de habitantes —más que los 190 de Brasil en su conjunto—. Quién sabe si alguno de esos bebés será el ciudadano 7.000 millones del planeta.
Ajenas a aniversarios y celebraciones, estas mujeres aguardan con semblante serio. La situación en la que viven no llama a la alegría. La India es el país con más cantidad de pobres del mundo: el 70% de la población vive con menos de dos dólares al día. Entre ellos están estas madres que criarán a sus hijos en uno de los 227 'slums' de Varanasi, áreas degradadas en las que las condiciones de insalubridad ponen en peligro sus vidas.
El aspecto de las calles encoge el estómago: montañas de basura ocupan cada centímetro de suelo, sobre el que yacen, dejando pasar las horas, miles de personas, cabras, vacas o cerdos. Todos compartiendo miserias. En los 'slums' apenas hay electricidad, no tienen agua corriente ni servicios sanitarios —el 58% de la población india carece de baños— y cerca de 460.000 personas malviven hacinadas en infraviviendas. Un grupo de asociaciones privadas, agrupadas en la Urban Initiative Health, intenta sacarles de su crisis perpetua. [ VER VÍDEO ]
Con 1.240 millones de personas, La India acapara el 17% de la población mundial y en una década superará a China como país más poblado del mundo. Pero aunque está en pleno despegue —esperan que su economía crezca un 8% en 2011—, presenta factores propios del subdesarrollo: la mitad de los menores de tres años sufre malnutrición y cada día mueren 1.000 por diarrea. La pobreza corre el riesgo de perpetuarse de la mano de precios disparados: el de las frutas y verduras ha subido un 15,75% en el último año. Dentro del territorio, hay enormes diferencias entre estados. El superpoblado Uttar Pradesh es uno de los más pobres y menos industrializados.
El campo de la salud preocupa especialmente en esta región: la falta de centros públicos a los que acudir y de personal cualificado que los atiendan es una constante, sobre todo en las zonas rurales. En Uttar Pradesh sólo hay un centro médico público por cada 9,5 millones de habitantes. Las clínicas privadas, a menudo sin regulación ni personal formado, se convierten en la única opción para millones de personas. Muchos no pueden ni plantearse acudir. Según la OMS, La India tardará al menos 17 años en alcanzar la cota recomendada de un médico por cada mil habitantes —ahora tiene 0,6—. Para ello, tendría que crear 187 escuelas de Medicina.
Los problemas más graves a los que se enfrentan son la alta mortalidad materno-infantil, la anemia —casi dos tercios de las mujeres en edad de procrear la padece— y la malnutrición. «Estamos mejorando, pero necesitamos un soporte técnico para crear infraestructuras y profesionales. Aunque aún más complicado es cambiar mentalidades. Casi todos los problemas de salud vienen derivados de determinadas pautas de conducta. Por ejemplo, el casarse tan jóvenes y tener muchos hijos dispara la mortalidad», explica Sanjay Kumar, director del departamento de Salud del vecino estado de Bihar, el tercero más poblado del país con 104 millones de habitantes (igual a la población de México) y una problemática similar a la de Uttar Pradesh. El 46% de las niñas se casan antes de los 16 años y el 45% de las muertes en el embarazo se da en mujeres de entre 15 y 24. La situación de las mujeres es trágica en La India.
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