La madera del jacarandá de Brasil, Dalbergia nigra, es considerada una de las más bellas del mundo.
Durante siglos ha sido comercializada y utilizada en la fabricación de muebles finos y guitarras, hasta tal punto que hoy en día sólo quedan fragmentos de bosque en la selva atlántica brasileña y la especie está amenazada de extinción.
El comercio internacional de esta madera está estrictamente regulado, pero uno de los grandes problemas hasta ahora era la dificultad de diferenciarla de otras especies del mismo género.
Científicos en Kew Gardens, el Jardín Botánico de Londres, descubrieron una sustancia química que parece ser única del jacarandá de Brasil, lo que permitirá por primera vez distinguir inequívocamente si una madera pertenece a esta especie amenazada.
"El jacarandá de Brasil es una de las maderas incluidas en el apéndice 1 de CITES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas. Eso significa que para exportarla se requieren permisos desde el país de origen, así como permisos para el ingreso en el pais importador", dijo a BBC Mundo Peter Gasson, experto en micromorfología y anatomía de plantas en el laboratorio Jodrell de Kew Gardens.
"El gran problema con el género Dalbergia es que en el trópico incluye más de 200 especies, de las cuales sólo 20 se comercializan internacionalmente, y de ésas sólo una, Dalbergia nigra, tiene un alto grado de protección".
Es preciso no confundir D. nigra con otros jacarandá de la región, aclara el experto. "El nombre común que se da a este árbol puede ser confuso, ya que es diferente del género "jacarandá" en la familia Bignoniaceae, del que se produce madera comercialmente. Dalbergia, en cambio, es de la familia Leguminosae (Papilionoideae)". El jacarandá de Brasil también es conocido en ese país como cabiuna o camburana.
Compuesto químico
En materia de plantas, Kew Gardens es la autoridad científica de consulta en el Reino Unido en lo relacionado con la aplicación de CITES.
Si algún oficial de aduanas sospecha de alguna importación, debe contactar al Jardín Botánico, que pasa el caso al departamento de expertos en anatomía de la madera, donde trabaja Gasson.
"Yo puedo ver la estructura anatómica bajo el microscopio, pero el problema con el jacarandá de Brasil es que incluso en este examen se ve muy similar a otras especies del género Dalbergia en Brasil y en otros países de Sudamérica".
Ante las dificultades del exámen anatómico, los científicos buscaban otras pistas y expertos en bioquímica del laboratorio Jodrell descubrieron que la madera de Dalbergia nigra contiene un compuesto, rico en flavonoides, que parece ser exclusivo de esta especie. El compuesto, que era desconocido para la ciencia, recibió el nombre de "dalnigrina".
Sin embargo, será necesario realizar más pruebas. "Hasta ahora se han estudiado 16 especies y el compuesto sólo se encuentra en D. nigra. Pero hay más de 200 especies en el género Dalbergia y aún no tenemos la certeza de que no se encuentre en otras especies".
Factor disuasivo
El departamento de anatomía de la madera recibe consultas no sólo del servicio de aduanas, sino de muchas otras fuentes, desde arqueólogos y paleontólogos hasta restauradores de muebles finos.
Para estudiar cada madera se extrae una muestra de un centímetro cúbico, que se secciona en tres formas diferentes: transversal, tangencial y radial. El aspecto de las células varía de un género a otro y el examen anatómico es muy útil cuando todas las especies en un género están protegidas. Sin embargo, tiene sus limitaciones.
Con un microscopio de aumento de 100x "no tengo problema en identificar si un árbol es del género Dalbergia, o si es un castaño o un roble. Pero saber cuál es la especie o de dónde proviene es mucho más difícil".
La prueba para determiner la presencia de dalnigrina cuesta aproximadamente US$350. "Podemos hacer primero un test anatómico para determinar definitivamente si la madera no es d. nigra, o si es posiblemente d. nigra. Luego, en los casos posibles, puede realizarse la otra prueba más cara para determinar la presencia de dalnigrina".
Contar con un mecanismo para identificar al jacarandá de Brasil seguramente será un factor disuasivo para quienes comercializan especies protegidas.
De acuerdo a Gasson, "se están dando cuenta de que pueden ser atrapados y puede no valer la pena correr el riesgo".
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