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4 de mayo de 2011

Ciencia y Cine: La relatividad y el planeta de los simiso (1968)

Cornelius

La teoría de la relatividad de Albert Einstein es uno de los desarrollos científicos más recurridos en el cine y la literatura de ciencia ficción (regreso al futuro, 1985, Star Gate, 1994, el abismo negro, 1978, Contacto, 1997, …). Pero a pesar de tener más de cien años de antigüedad y ser Einstein, con permiso de Newton y Galileo, el científico más popular de la historia, dicha teoría no siempre ha sido tratada con el rigor que merece.

En 1968, Fralkin J. Schaffner dirigió a Charlton Heston en una adaptación cinematográfica de la novela homónima de Pierre Boulle, de 1963, “el planeta de los simios”. En la primera escena de la película, Charlton Heston, interpretando a un astronauta en un viaje por el espacio y el tiempo, explica muy acertadamente el efecto relativista de la dilatación temporal como consecuencia de viajar a velocidades cercanas a la de la luz.



Uno de los efectos más sorprendentes de la teoría de la relatividad es que la medida de distancias y tiempos no es la misma para dos observadores diferentes, si estos se mueven el uno con respecto al otro. En el caso de la película, un observador situado en la Tierra, vería que el reloj de Charlton Heston avanza muy lentamente, como consecuencia de viajar a altas velocidades. Se trata de un efecto físico real que nada tiene que ver con la manufactura del reloj.

Es el tiempo en sí el que se ralentiza, y con él las manecillas del reloj, el latir del corazón o el mismo movimiento de los astronautas por la nave. Este efecto es sólo apreciable para velocidades relativistas, es decir, comparables a la de la luz en el vacío (aproximadamente 300.000 kilómetros por segundo). De ahí que en nuestra vida cotidiana no podamos apreciarlo. No obstante se ha medido y comprobado con gran precisión a lo largo de los últimos 100 años, estando de acuerdo las observaciones con la teoría.

El protagonista de la película argumenta que “llevamos 6 meses en el profundo espacio, … mientras que la Tierra ha envejecido cerca de 700 años”. El primer aspecto que llama la atención del monólogo de Charlton Heston es que hace referencia a la teoría de un tal profesor Heinsley, nombre inventado para la película, cuando hubiesen estado más acertados mencionando al verdadero autor de la dicha teoría, el profesor Einstein.

Según la película, los astronautas llevan apenas 6 meses en la nave, mientras que para la Tierra han pasado casi 700 años. Esto está en perfecta sintonía con la relatividad. Pero si hacemos los números pertinentes, resulta que el tiempo en la nave transcurre 1400 veces más despacio que en la Tierra, y para que se haya producido tal dilatación temporal, la nave debería estar viajando al 99′99997% de la velocidad de la luz. Y es aquí cuando la película no se sostiene. La energía necesaria para mover una nave a tal velocidad es impensable (un billón de kilotones), por no hablar de la tecnología que haría falta.

Pero, aún suponiendo que la agencia espacial encargada dispusiese de dichas tecnología y energía, puesto que la nave parte del reposo y ha de alcanzar tamaña velocidad, ha de acelerar, junto con los astronautas, los cuales, pese a estar mejor preparados para dicho viaje que el resto de los humanos, no dejan de ser de carne y hueso, con las limitaciones que ello conlleva.

Para que se pueda producir la diferencia en tiempos necesaria para el argumento de la película, los astronautas deberían soportar una aceleración 18 veces superior a la de la gravedad terrestre, durante 6 meses seguidos. Lamentablemente, dicha aceleración hubiese matado a los astronautas en los primeros segundos del viaje.

No obstante, se trata de una interesante película que explica de forma rápida pero acertada el concepto relativista de la dilatación temporal.



Fuente:

E Ciencia
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