Investigadores japoneses convierten en el laboratorio células del testículo de ratones en esperma maduro para fecundar.
El avance rompe una barrera hasta ahora infranqueable en mamíferos y abre nuevas posibilidades de tratamiento de la infertilidad masculina, tanto en varones adultos como en niños que se quedan estériles tras el tratamiento de un cáncer. Hoy las técnicas de congelación permiten congelar esperma a los varones diagnosticados con un tumor antes de empezar la quimio y la radioterapia, pero en los niños que aún no han alcanzado la pubertad no existe esa posibilidad. Si la nueva técnica funciona en varones cabría la posibilidad de hacer una biopsia del testículo y congelar el tejido de los niños antes de comenzar el tratamiento oncológico para preservar la fertilidad.
La producción de espermatozoides en mamíferos es un largo y complejo proceso difícil de reproducir fuera de la naturaleza. Se necesita un mes para que las células precursoras de espermatozoides (espermatogonias) se conviertan en esperma fértil en el interior de ese laboratorio natural que son los testículos. El equipo de Takehiko Ogawa de la Universidad de Yokohama (Japón) ha desarrollado un método de cultivo que permite recrear en un cultivo de laboratorio esas mismas condiciones. Las células espermatogonias se convirtieron en espermatocitos, después en espermátides hasta alcanzar el estado de espermatozoide. Con un tratamiento de reproducción asistida después fecundaron a unas hembras que dieron lugar a una prole de ratones sanos y también fértiles.
Para demostrar que el procedimiento podría funcionar en niños en los que se desea preservar su fertilidad, los investigadores japoneses primero congelaron la muestra del testículo durante semanas y realizaron después el proceso.
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