Los océanos se hicieron ricos en oxígeno tal como los conocemos actualmente hace unos 600 millones de años, durante la última fase del Periodo Ediacarano. Ahora, un equipo de biogeoquímicos ha encontrado evidencias de que los océanos volvieron a ser anóxicos (pobres en oxígeno) hace unos 499 millones de años, poco después de la aparición de los animales en la Tierra. Y que permanecieron así durante un periodo de entre 2 y 4 millones de años.
Los investigadores, de la Universidad de California en Riverside, sugieren que tales condiciones anóxicas pudieron existir incluso durante un intervalo mucho más amplio de tiempo.
El equipo de Timothy Lyons argumenta que tales fluctuaciones en los niveles de oxígeno de los océanos son la causa más probable de la diversificación explosiva de formas de vida que marcó el período Cámbrico, hace entre 540 y 488 millones de años.
La transición desde un mar por lo general rico en oxígeno durante el Cámbrico, hasta el mar completamente oxigenado que tenemos hoy en día, no fue tan simple como ha sido ampliamente aceptado hasta ahora. La nueva investigación muestra que el océano tuvo fluctuaciones entre distintos grados de oxigenación. Tales fluctuaciones desempeñaron un papel importante, tal vez principal, en moldear la evolución temprana de los animales en el planeta, al promover ciertas extinciones y despejar así el escenario para que los nuevos organismos ocuparan su lugar.
Los investigadores ahora trabajan para encontrar una explicación a esa escasez de oxígeno en los océanos 499 millones de años atrás.
Puede parecer de interés escaso para la sociedad el investigar las causas de un fenómeno de tanto tiempo atrás, pero lo cierto es que las averiguaciones que se hagan podrían ser de mucha utilidad ahora y en un futuro cercano. Actualmente, algunos sectores de los océanos del mundo se están tornando pobres en oxígeno. La Bahía de Chesapeake (rodeada por Maryland y Virginia) y la llamada "Zona Muerta" en el Golfo de México son dos ejemplos.
"Sabemos que la Tierra tuvo situaciones similares en el pasado. Conocer sus causas y consecuencias puede proporcionar pistas esenciales sobre lo que el futuro tiene reservado para nuestros océanos", subraya Benjamin Gill, del equipo de investigación.
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