
Los gobiernos del mundo se enfrentan a una nueva batalla en Sudáfrica en el 2011 entre las naciones ricas y las pobres sobre poner freno al cambio climático. Alentados por un ligero avance en México, aunque sin esperanzas reales de un nuevo tratado en los próximos años.
La reunión de dos semanas en el balneario del Caribe mexicano que finalizó el sábado pasado, demostró que queda muy lejos materializar un acuerdo legalmente vinculante, en parte debido a la oposición de China y Estados Unidos, los dos principales emisores mundiales de gases de efecto invernadero. "Aún tenemos un viaje largo y complejo por delante", dijo Connie Hedegaard, comisaria para el Clima de la Unión Europea, sobre las esperanzas de un acuerdo global legalmente vinculante.
Cancún rechazó la petición de las pequeñas islas estados, que temen ser borradas del mapa por los niveles cada vez más altos del mar, de establecer un plazo para un nuevo tratado en la cumbre que se celebrará en Sudáfrica dentro de un año.
Sudáfrica, un campo de batalla
Durban probablemente será el campo de batalla entre naciones desarrolladas y emergentes sobre cómo extender o reemplazar el Protocolo de Kioto de la ONU, que obliga a casi 40 países industrializados a reducir las emisiones hasta el 31 de diciembre del 2012.
Todas las partes acordaron que un objetivo principal en México era reconducir las negociaciones de las 190 naciones después del fracaso de Copenhague. Muchas de las medidas adoptadas en Cancún, como limitar un alza en las temperaturas mundiales a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles previos a la era industrial o la meta de 100.000 millones de dólares en ayuda a partir del 2020, estaban en el Acuerdo de Copenhague del año pasado.