En 1895, William Thompson, primer barón de Kelvin y presidente de la Real Sociedad Británica de Ciencias afirmaba con total rotundidad:
Es imposible que máquinas más pesadas que el aire puedan volar
Apenas 8 años después, un 17 de diciembre de 1903, los hermanos Orville y Wilburn Wright, fabricantes de bicicletas, echaban por tierra aquella predicción y se convertían en los pioneros de la aviación.
Pues bien, a algo parecido estamos asistiendo hoy en día con otra de las quimeras voladoras de la historia: El ornitóptero.
Evidentemente la primera referencia aérea en la que el ser humano se basó para conseguir el eterno sueño de volar fueron las aves. Muchos estudiaron la forma de volar de los pájaros y los primeros intentos de alzar el vuelo se basaron en artilugios que imitaban el vuelo de las aves. Roger Bacon, Leonardo da Vinci… fueron los primeros que intentaron conseguir surcar el cielo batiendo las alas, un objetivo que nunca llegaron a conseguir.
Siempre se había creído que el ornitóptero, la máquina que vuela batiendo unas alas, era imposible. Un deseo antiguo al que las leyes de la física no acompañaban y que en la mayoría de las ocasiones había dado resultados desastrosos.
Los artilugios que toman como fuente de energía la fuerza de un tripulante humano son inoperantes, pues la relación entre el peso de las aves y la potencia que sus músculos pueden desarrollar es mucho más favorable en su caso que en el del hombre. (Cita)
Bien, a veces parece que los retos imposibles existen tan sólo para que aparezcan valientes que los rompan.
Un estudiante del Instituto de Estudios Aeroespaciales de la Universidad de Canadá, llamado Todd Reichert acaba de realizar el primer vuelo de un ornitóptero al que ha llamado “Snowbird”, un ingenio que pesa tan sólo 42 kilos pero que despliega una envergadura de alas similar a las de un boing 737.
Un coche le remolcó hasta el despegue, después del cual, los pedaleos del joven consiguieron mantener en vuelo el dispositivo una distancia de 145 metros durante 19,3 segundos, con una velocidad media de 16 millas por hora. Reichert ya ha presentado una reclamación para que su hazaña sea recogida en el record Guinness, y la FAI (Federación Aérea Internacional) espera que se confirme en octubre.
Aquí tienes el histórico momento recogido en video.
HPO The Snowbird from U of T Engineering on Vimeo.
Fuente:
Amazing (en español)