Poco después de que en 1895 Roentgen descubriera la existencia de los rayos X, René Blondlot comenzó a experimentar con ellos. Durante estos experimentos llevados a cabo entre los años 1901 y 1904, Blondlot descubrió un nuevo tipo de radiación a la cuál denominó rayos N, en honor a Nancy, la ciudad donde trabajaba en aquel momento.
Según los experimentos de Blondlot, estos nuevos rayos eran emitidos por un alambre de platino incandescente encerrado dentro de un tubo de hierro. Los rayos N, después de atravesar una delgada ventana de aluminio, eran dirigidos a una pantalla de sulfuro de calcio débilmente iluminada (o alternativamente a una llama de gas). Una vez lo rayos colisionaban conseguían aumentar la luminosidad de la pantalla blanca (o de la llama).
I: René Blondlot
Los experimentos de Blondlot llamaron la atención de físicos de renombre a lo largo y ancho del mundo, de la talla de Charpentier, Becquerel, Broca o Zimmern. Todos estos científicos repitieron los experimentos de Blondlot en sus respectivos laboratorios consiguiendo el mismo éxito, y confirmando por ende el descubrimiento de los rayos N.
En aquel cambio de siglo, el entusiasmo que desataban las nuevas radiaciones gracias a los rayos X, hacía que el momento fuera muy propicio para otros hallazgos de este tipo. Por ello, en los cuatro años siguientes a la propuesta de la existencia de los rayos N se publicaron decenas de artículos que confirmaban la existencia y las propiedades de estos rayos en revistas de gran impacto.
Pero no todos los físicos del mundo confiaron plenamente en los experimentos de Blondlot. En 1904, el físico estadounidense R.W. Wood fue a Francia a visitar el laboratorio de Blondlot y observar sus experimentos. El experimento que Blondlot estaba a punto de mostrar a Wood comprendía la refracción de los rayos N y la medida de su ángulo. Se suponía que los rayos debían salir a través de una ranura de 2mm y ser refractados por un prisma de aluminio (del mismo modo en que la luz se refracta al atravesar un prisma de cristal), antes de caer sobre un blanco, una pantalla en este caso, para ser medidos.
II: R. W. Wood
Después de la primera demostración, Wood pidió que se repitiera el experimento, para el cual se guardó en el bolsillo el prisma de aluminio sin que Blondlot se percatara. Pese a la gran variación en la ejecución de la prueba, los resultados del segundo experimento fueron exactamente iguales que con el prisma en su lugar. Wood publicó la historia en Nature, en 1904, y también en Physikalishe Zeitschrift. Ello causó que cinco años más tarde Blondlot abandonase su cátedra.
Blondlot, en el momento de sus primeros experimentos, llegó a creer que efectivamente había hecho un descubrimiento. Con sus propias palabras expresó en las Actas de la Académie des Sciences del 23 de marzo de 1903:
Previamente había yo atribuido la polarización a los rayos X cuando, de hecho, se produjo por los nuevos rayos. Este error era inevitable antes de que estuviera completo el estudio de los efectos de la refracción. Sólo después de ese estudio me convencí de que no estaba manejando rayos X, sino un tipo totalmente nuevo de radiación.
Las ganas de Blondlot de conseguir un nuevo avance en el campo de las radiaciones electromagnéticas le llevaron a conclusiones inexactas. El fenómeno de los rayos N dependía de la percepción del umbral de una luminosidad débil. Como ya se habían preestablecido algunos cálculos físicos para las propiedades de las nuevas radiaciones, la observación pudo fácilmente haber sido dirigida por este conocimiento previo.
Fuente:Recuerdos de Pandora