Un nuevo compuesto abre la vía a tratamientos para burlar las resistencias
Los científicos han dado un paso más en la lucha contra las superbacterias, aquellas resistentes a gran parte de los antibióticos actuales y que causan unas 400.000 infecciones anuales, matan alrededor de 25.000 personas y consumen 2,5 millones de días de hospitalización anuales en Europa, mientras que en Estados Unidos se cobran la vida de aproximadamente 19.000 personas cada año.
Investigadores del laboratorio GlaxoSmithKline (GSK) y del Wellcome Trust, han conseguido un nuevo tipo de antibiótico experimental que puede acabar con aquellas bacterias resistentes a los tratamientos existentes, según detallan en la revista «Nature». A partir de una técnica de imagen llamada rayos X cristalográficos, el equipo de investigadores obtuvo una instantánea del nuevo compuesto aferrado a la enzima topoisomerasa. Esta enzima forma parte de la maquinaria interna de la bacteria y ayuda a ésta a producir proteínas y a replicarse. Por tanto, bloqueando esta enzima se impide que la bacteria se reproduzca, pero las bacterias cada vez desarrollan una mayor resistencia a los antibióticos de mayor espectro, conocidos como quinolonas.
Gracias a los rayos X el equipo ha demostrado que su tratamiento experimental se acopla a la enzima en un lugar diferente a las quinolonas, capacitándole para bloquear esas bacterias resistentes a los antiguos tratamientos.
Diseño de nuevos fármacos
Para uno de los científicos participantes en la investigación, Michael Gwynn, del grupo de enfermedades infecciosas de GSK, «estas imágenes y los datos que muestran la eficacia de este compuesto frente a una serie de bacterias validan nuestro enfoque». Por su parte, Ted Bianco, de Wellcome Trust, afirma que «entender cómo actúan estos compuestos abre la puerta al diseño de nuevos antibióticos».
El estudio también revela la eficacia del nuevo compuesto, llamado GSK 299423, sobre las cepas resistentes a antibióticos de bacterias como el Staphylococcus aureus (SARM), una de las más temidas y protagonista de numerosas infecciones intrahospitalarias, y contra las bacterias gram negativas (aquellas con una membrana exterior que rodea la pared celular y que impide la penetración de los antibióticos) como E. colli, Pseudomonas, Klebsiella y Acitenobacter. El nuevo compuesto no sólo es tóxico para el patógeno, sino que primero es capaz de superar las barreras para entrar en la célula.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte para el conjunto de la población española. Un buen número de factores ambientales influyen en este proceso, entre ellos son de destacar los hábitos dietéticos, la actividad física y el consumo de alcohol o de tabaco. Sin embargo, todos ellos combinados definen hasta el 50% de los niveles de lípidos circulantes, quedando el 50% restante en manos de factores genéticos.
Hasta este momento, no podíamos explicar más allá del 5-10% del efecto genético sobre el colesterol. La publicación que aparece hoy en «Nature» precisamente reúne todos los elementos mencionados de nuevas tecnologías, experiencia investigadora y grandes poblaciones alrededor del mundo unidos para reconstruir el rompecabezas (puzle) de la genética de los lípidos.
El trabajo ingente de cientos de investigadores que hemos escudriñado el genoma (más de 2,6 millones de variantes genéticas por individuo) de más de 100.000 individuos en lo que es el estudio más completo que se ha realizado hasta el momento, ha dado como resultado la identificación de unos 100 genes responsables del componente genético de los niveles de lípidos en sangre.
Los beneficios de este conocimiento son múltiples. Desde el punto de vista de medicina translacional, permitirá el descubrir nuevos blancos terapéuticos. Desde el punto de vista de la medicina preventiva, nos dará las herramientas para una identificación temprana de los individuos en riesgo. También nos abre las puertas a la medicina personalizada bien sea a base de la farmacogenómica como de la nutrigenómica, que tendrá como resultado tratamientos preventivos o terapéuticos mucho más eficaces.
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