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6 de junio de 2010

Los niños y la diferencia entre ciencia y religión


Domingo, 06 de junio de 2010

Los niños y la diferencia entre ciencia y religión


Paul Harris, psicólogo en la universidad de Harvard, está interesado en estudiar de qué modo aprenden los niños a diferenciar entre los diferentes tipos de conocimiento. En su último estudio ha formado un equipo con dos psicólogos españoles para desentrañar las creencias de niños católicos.

Estos niños entre 10 y 12 años tenían convicciones bastante firmes sobre Dios y el alma. También creían (algo más fuertemente, de hecho) en entidades científicas invisibles, como el oxígeno y los gérmenes. Lo que quería averiguar el equipo es si creían en estas cosas por las mismas razones.

Y entonces les preguntaron cómo sabían que existían esas entidades. Las respuestas fueron reveladoras.

Las razones que dieron los niños fueron divididas en 4 categorías:

  • Se habían encontrado con la entidad.
  • Existía una fuente escrita u otra autoridad que afirmaba la existencia de la entidad.
  • Existía algún rasgo de la entidad que explicaba su existencia en términos de generalización (p. ej. "Las almas existen porque cada cual tiene su modo de ser", o "Los gérmenes son cosas sucias").
  • Se requiere la existencia de la entidad debido a que cumple algún propósito o necesidad (por ejemplo, "Dios existe porque nos enseña el camino").




La figura muestra con qué frecuencia daban los niños esta clase de respuestas para justificar la existencia de entidades religiosas y científicas.

Se dieron varias razones diferentes para sus creencias en las entidades religiosas. Para las entidades científicas, sin embargo, su razonamiento se basó enteramente en las propiedades generalizadas o en la naturaleza de la entidad.

De hecho, es incluso más interesante. Porque los investigadores también dividieron aún más estos argumentos de "propiedades", en si tenían o no explicaciones causales ("Los gérmenes causan enfermedades" o "Dios nos ha creado a todos").

Para las entidades religiosas, sólo el 17% de las ya relativamente pocas explicaciones bajo esta categoría fueron causales. Para las entidades científicas, fué casi el 100%.

En otras palabras, estos niños españoles racionalizaban sus creencias en entidades científicas casi exclusivamente en términos causales. Sus creencias religiosas, por otra parte, fueron justificadas de varios modos que casi nunca eran causales.

Tomado de:

La revolución naturalista
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