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14 de junio de 2010

E.T.s: Cincuenta años de silencio ¿o no existen?

Lunes, 14 de junio de 2010

E.T.s: Cincuenta años de silencio ¿o no existen?

TELESCOPIOMuchos en este planeta estamos convencidos de dos cosas; si existen los extraterrestres con forma e inteligencia similar a la humana, deben de estar ubicados demasiado lejos (a millones o billones de años luz) para poder comunicarse con nosotros o viajar desde sus planetas hasta nuestro sistema solar; o bien, si dichos extraterrestres existen, aparte de su ubicación lejana, su forma corporal o la tecnología que han desarrollado nada debe tener de compatibilidad con la humana, y por lo tanto no podemos detectar su presencia o comunicación con la tecnología humana actual.

Ello podría explicar, en términos de eficiencia y productividad, que el Proyecto SETI hasta el momento haya sido un fracaso en su objetivo de lograr obtener señales de radio, que no sean ruido estelar, que tengan caracter informativo y que desde luego, provengan de otra civilización inteligente avanzada de alguna parte del universo que no sea la tierra.

DAVIDAl respecto, Paul Davies en su nuevo libro The Eerie Silence plantea las razones de dicho fracaso y considera la necesidad de revaluar y reorientar el proyecto hacia caminos más lógicos en su aventura de localizar vida extraterreste.

David Schwartzman, biogeoquímico de la Universidad de Howard en Washington DC, explica por qué piensa que los extraterrestres están ahí fuera, a pesar de que la búsqueda de inteligencia extraterrestre (SETI) sólo ha encontrado el silencio. También describe lo que tenemos que hacer para el planeta Tierra sea parte de el Club Galáctico. Enseguida su artículo:

El Gran Silencio, el fallo al detectar señales de inteligencias extraterrestres (ETI) mediante el programa observacional SETI durante los últimos 50 años, ha continuado y genera un gran ruido. No me refiero al ruido galáctico que puede ocultar una débil señal ETI, sino a todos los viejos argumentos que se reviven una y otra vez, ad infinitum. Más libros, más artículos, más silencio, más especulación. El último es la advertencia de Stephen Hawking a los terrícolas: mantén silencio o los alienígenas imperialistas nos devorarán cuando descubran que existimos. ¿Ha estado viendo Hawking demasiados DVDs de Star Wars? En lugar de esto, sospecho que el físico teórico más grande aún vivo está echándose unas risas a costa de nuestra ingenuidad.

A primera vista, Paul Davies en su nuevo libro The Eerie Silence propone algunas ideas nuevas. Sugiere que la aproximación del SETI observacional – que intenta detectar señales de banda estrecha dirigidas hacia la Tierra por una civilización extraterrestre – es probablemente inútil, dado que la existencia de una civilización comunicadora en la Tierra no será conocida por ninguna comunidad alienígena más allá de 100 años luz. En lugar de esto, defiende que “deberíamos buscar indicadores de inteligencia extraterrestre, usando toda la panoplia de instrumentos científicos, incluyendo trazas físicas de proyectos extraterrestres muy antiguos cerca o dentro del Sistema Solar. SETI de radio tiene que reorientarse a la búsqueda de balizas no dirigidas, mirando fijamente hacia el centro galáctico continuamente a lo largo de meses o años, y buscando eventos transitorios distintivos (‘pings’). Este “nuevo SETI” debería complementar, no reemplazar, al SETI tradicional de radio y óptico”.

Pero pensándolo de nuevo, tal vez estas ideas no son del todo nuevas. Ya he leído estas sugerencias antes en la literatura de SETI. Es más, encontré la mayor parte de ellas citadas en sus pies de página. No obstante, deberíamos agradecer a Davies que las recopilase en su estimulante y lúcido nuevo libro.

¿Cuáles son las posibles razones para este “Gran Silencio”? La siguiente lista, por supuesto, no es original:

1) Realmente estamos solos, o casi. No hay ETI, ni hay “Club Galáctico” – el nombre que dio el radioastrónomo Ronald Bracewell a la red de comunicación para civilizaciones avanzadas en nuestra galaxia (GC para abreviar).

2) El GC, o al menos las ETI existen, pero ignoran nuestra existencia (como Davies ha sugerido alguna vez).

3) No somos aptos para ingresar en el GC, por lo que el silencio es deliberado, con un protocolo muy estricto evidente: “¡Sin mensajes a las civilizaciones primitivas!” Sólo señales inadvertidas, esporádicas y no repetidas – por ejemplo la señal “Wow” – pueden ser detectadas por una civilización primitiva, con un contenido de la señal opaco no distinguible de señales naturales o ruido.

Lea el artículo completo en:

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