Miércoles, 07 de abril de 2010
Dimensiones de Hofstade: cómo el país donde naces determina cómo eres (I)
La extrema susceptibilidad de lo políticamente correcto podría catalogar la siguiente afirmación de racista: la gente es como es según el país donde ha nacido.
Pero esto no es racismo. El racismo es discriminar o minusvalorar una etnia respecto a otra. De lo que vamos a hablar aquí no es de etnias sino de pueblos, de países y de culturas. Tampoco vamos a enfocar el tema de una manera discriminatoria: sólo vamos a definir rasgos. Por ejemplo, que un negro es más oscuro de piel por término medio que un blanco no es una afirmación racista sino una distinción de raza.
Habiendo realizado estas puntualizaciones, voy a explicaros por qué no es lo mismo relacionarse con un suizo que con un mexicano o un español. Y cómo las diferencias culturales de cada país determinan hasta niveles muy profundos cómo las personas afrontan los problemas del mundo.
En las décadas de 1960 y 1970, un psicólogo holandés que trabajaba para el departamento de recursos humanos de la oficina central de IBM, empezó a recorrer el mundo y entrevistar a los empleados para preguntarles, por ejemplo, cómo solucionaban problemas, qué tal trabajaban juntos y cuál era su actitud ante la autoridad.
Este psicólogo se llamaba Geert Hofstede. Y tras miles de entrevistas largas y laboriosas, confeccionó una enorme base de datos para analizar de qué forma difieren entre sí las culturas. El resultado de ese estudio acabó cristalizando en las conocidas como Dimensiones de Hofstede.
Las Dimensiones de Hofstede dividen la cultura en 5 dimensiones:
1. Índice de distancia al poder (PDI).
Seguramente es la dimensión más interesante de todas. La distancia al poder está relacionada con las actitudes hacia la jerarquía, en concreto con cuánto valora y respeta la autoridad una cultura en particular. O dicho de otro modo: hasta qué punto los miembros menos poderosos aceptan que el poder esté distribuido de forma desigual.
Para medir esta dimensión, Hofstede formuló preguntas como “¿Con qué frecuencia, en su experiencia, se da el siguiente problema: los empleados tienen miedo de expresar su desacuerdo con los gerentes?” Este índice determina, pues, el grado en que se respeta y se fomenta la autoridad, la gente mayor, etc.
El propio Hofstede escribió en su libro Culture´s Consequences:
En los países con un índice de distancia al poder bajo, éste es algo de lo que aquellos que lo tienen casi se avergüenzan, y a lo que intentan restar importancia. Una vez oí decir a un funcionario de universidad sueco (país con bajo IDP) que para ejercer el poder intentaba no parecer poderoso. Los líderes pueden resaltar su informalidad renunciando a los símbolos formales. En Austria (bajo IDP), el primer ministro Bruno Kreisky era conocido porque a veces tomaba el tranvía para ir a trabajar. En 1974, yo mismo vi al primer ministro holandés (bajo IDP), Joop den Uyl, de vacaciones con su caravana en un camping de Portugal. Un comportamiento tal sería muy poco probable por parte de los poderosos de Bélgica y Francia (alto IDP).
Quien haya viajado a Islandia sabrá que mientras está tomando una copa en un bar, es natural que aparezca el presidente del país y se siente a tomar algo junto a los demás parroquianos, como un cliente más, como un colega más, como bien explica Xavier Moret en su libro La isla secreta.
En Finlandia está tan mal visto alardear de riquezas, y la mayoría de gente lleva coches modestos y ropa funcional. Además, con un simple mensaje de SMS uno puede averiguar, tras introducir la matrícula de cualquier coche, el estado financiero de su dueño: está mal visto esconder lo que ganas y lo que acumulas.
Comparemos dos plantas de fabricación de la misma industria y aproximadamente del mismo tamaño de Alemania y Francia, dos países que tienen un IDP diametralmente opuesto. La planta francesa tiene, de media, el 26 % de sus empleados en puestos de especialista o de dirección. La planta alemana, sólo el 16 %. Los franceses, además, pagan al personal directivo superior considerablemente más que los alemanes.
Así pues, en Alemania la gente se siente más cómoda a la hora de exigir y criticar las decisiones de los gobernantes. En países con gran distancia jerárquica, como Malasia, el poder es más intocable y paternalista.
En la próxima entrega de esta serie de artículos os explicaré el resto de dimensiones de Hofstede.
Vía | Culture´s Consequences de Geert Hofstede
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