Según un estudio norteamericano, el reprimir la cólera incrementa las enfermedades relacionadas con el estrés, así como de males cardíacos y presión alta.
Una pelea con su pareja puede ser buena para la salud, según un estudio que será publicado este mes.
Las parejas que reprimen su cólera tienen un índice de mortalidad dos veces superior a las que al menos uno de los cónyuges se defiende, según un estudio realizado con 192 parejas a lo largo de 17 años.
"Cuando las parejas se juntan, una de sus principales tareas es reconciliarse luego del conflicto", dijo el principal autor del estudio Ernest Harburg, profesor emérito de la Universidad de Michigan.
"El punto clave es, cuando surge el conflicto, ¿cómo lo resuelven?", dijo.
"Si no lo haces, si entierras tu cólera, y te amarga y resientes al otro o al agresor, y no intentas resolverlo, ahí estás en problemas", agregó.
Estudios previos han determinado que suprimir la cólera incrementa las enfermedades relacionadas con el estrés como males cardíacos y presión alta.
La investigación observa cómo la cólera reprimida y el resentimiento en un matrimonio afectan los índices de mortalidad.
Se ajustó a la edad, hábito de fumar, peso, presión arterial, problemas bronquiales, respiratorios y riesgo cardiovascular.
Harburg y sus colegas usaron un cuestionario para determinar cómo los cónyuges respondieron al comportamiento que percibieron como injusto.
Ambos cónyuges reprimieron su cólera en 26 de las parejas, mientras que al menos uno expresó su rabia en las 166 parejas restantes.
Al menos una muerte se registró en la mitad de las parejas que reprimen la cólera, mientras que sólo en 26% de las otras parejas murió uno de los cónyuges.
Y las parejas que se reprimen tienen casi cinco veces más posibilidades de haber muerto ambos 17 años más tarde, según el estudio.
Harburg advirtió que los resultados son todavía preliminares y no constituyen una muestra representativa de las relaciones maritales actuales.
El estudio se realizó con parejas entrevistadas en 1971 y mide la supervivencia hasta 1988.
La muestra se obtuvo de un pequeño pueblo, predominantemente blanco y de clase media, de Michigan y la mayoría de mujeres son amas de casa nacidas antes de la revolución sexual.
La investigación aparecerá en la edición de enero de la revista especializada Journal of Family Communication.
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