Sembrando 'democracia' y cáncer.
A raíz de los dos últimos artículos titulados 'No es fácil vivir', me han llegado interesantes reacciones. Algunos han recordado a los veteranos peruanos de las últimas escaramuzas bélicas, quienes tampoco han recibido el reconocimiento que merecen, y otros han señalado a los veteranos argentinos de Malvinas, a quienes recién el gobierno de Kirchner comenzó a hacerles justicia.
Supongo que cada país tendrá su historia y que en casi todas prevalecerá el egoísmo de una sociedad que privilegia el individualismo y utiliza a los seres humanos mientras le son útiles para, luego, desecharlos tan pronto dejen de serlo. Creo que el abandono de los veteranos de guerra es el ejemplo más evidente de estas conductas.
En el caso de Estados Unidos, la situación es doblemente grave, no solo por la magnitud y la recurrencia de sus conflictos bélicos, sino porque, además de los daños psíquicos que reciben quienes participan en una guerra, hoy nadie ignora que esos veteranos pueden constituirse en fáciles víctimas del cáncer. Por un lado, tenemos un sistema inmunológico debilitado por una existencia, durante y después de la guerra, cargada de tensiones y de conflictos y, por el otro, el haber estado expuestos, en algunos casos por años, a los efectos devastadores que provoca el uranio empobrecido que las tropas de su país utilizan como munición de sus tanques de guerra.
Tan grave es la situación que la prestigiosa científica estadounidense Leurent Moret ha dicho: "El futuro genético de la mayoría de la población iraquí puede considerarse ya destruido". Leyó bien: "EL FUTURO GENÉTICO DE LA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN IRAQUÍ PUEDE CONSIDERASE YA DESTRUIDO". ¿Se da usted cuenta de la dimensión moral que encierra esta afirmación? ¿Se da cuenta de que estamos hablando de un genocidio ejecutado no solo en el presente sino que se prolongará, también, a las generaciones venideras? Barbarie de tal envergadura empalidecerá, sin duda, los más dramáticos y despiadados holocaustos de la historia.
Por su parte, el veterano Arthur Bernklau dice: "El efecto a largo plazo del uranio empobrecido es una virtual sentencia de muerte. Irak se ha convertido en un páramo tóxico. Todo el que viva o pase por allí se expone a contraer cáncer y leucemia. En Irak, la tasa de bebés nacidos con mutaciones genéticas está fuera de control". Luego, Moret nos dice algo que hace que el drama tome dimensiones de delirio: "Por cada defecto genético que contemplamos hoy, aparecerán miles más en futuras generaciones. El medio ambiente de Irak es completamente radioactivo". Y el broche lo pone la Dra. Caldicott: "Gran parte del uranio enriquecido ha caído en ciudades como Bagdad, donde la mitad de su población, cinco millones, son niños que jugaron con los tanques calcinados y con la tierra arenosa y polvorienta. Ellos son diez o veinte veces más sensibles a los efectos carcinógenos de la radiación que los adultos". Con una mano en el corazón dígame: ¿No estaban mejor los iraquíes con la dictadura de Saddam que con la 'democracia' gringa?
Fuente:
Peru 21