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23 de abril de 2007

Peruano gana premio ecológico internacional
Domingo 22 de Abril, 2007 5:40 GMT30
Julio Cusurichi, valor y tenacidad al servicio de los no contactados.



Quince años después de haber empezado su lucha por los pueblos en situación de aislamiento, el líder indígena Julio Cusurichi ha sido reconocido por su trabajo en defensa de los más débiles con el prestigioso Premio Medioambiental Goldman 2007.

Nacido en el poblado indígena de El Pilar, en plena selva amazónica de Perú, este miembro de la etnia shipibo recibe hoy ese premio para Centro y Sudamérica en reconocimiento a su tenaz labor.

'Ha sido un trabajo muy duro, una lucha de muchos años', explicó a Efe Cusurichi, quien en 1992 encabezó una campaña que llevó a la creación de una reserva territorial en la remota región de Madre de Dios, una de las áreas más vírgenes de la Amazonía, al límite de Perú con Brasil.

'Empecé la lucha por estos hermanos cuando fui elegido líder de mi poblado, pero en realidad, la chispa la tuve siempre dentro', comentó.

'En el camino muchos me dijeron que no iba a conseguir nada, intentaron convencerme para que desistiera, pero mis sueños me decían que siguiera adelante', acotó con apacible tranquilidad.

Nacido en una comunidad integrada por 33 familias, Cusurichi cree que los sueños 'te guían en el futuro, te avisan de lo que pasará para que puedas prepararte'.

'Los abuelos nos transfieren el conocimiento sobre como interpretarlos', puntualiza.

Esta creencia es tan sólo una de las tantas tradiciones ancestrales que se conservan en su poblado, donde la agricultura, la pesca y la caza se han mantenido con el paso de los años como las únicas actividades de subsistencia.

Organizadas en clanes, las comunidades de shipibos están integradas por familias de hasta 12 y 13 hijos y se gobiernan de acuerdo a una junta directiva, nombrada a través de una asamblea comunal.

Vestido con su indumentaria típica, llena de líneas que representan los caminos del destino, Cusurichi se muestra satisfecho del galardón que recibe de manos de la Fundación Goldman.

Esta entidad norteamericana, creada por los esposos filántropos Goldman, premia anualmente a una persona de cada continente por su lucha y perseverancia por una causa comunitaria y a favor del medio ambiente.

El reconocimiento a Cusurichi es un premio a su trabajo por los derechos de los indígenas no contactados, pero sobre todo es un galardón a su empatía en la defensa de los más débiles, a quienes se refiere con profunda admiración.

'Estos pueblos tienen un gran conocimiento de los problemas de nuestro planeta y son capaces de dominar el poder de la naturaleza', sostiene, tras afirmar que 'a través de cantos espirituales pueden hacer que llueva o desviar los vientos'.

'Los gobiernos los consideran pueblos subdesarrollados pero tendrían que comprender el gran aporte que pueden ser frente a los problemas de la naturaleza. Sólo hay que ver que donde están los nativos, los bosques están intactos', manifiesta.

Explica, por lo que le han contado quienes los han visto, que los no contactados 'son muy altos, y no bajos como la gente de la ciudad' y que 'están muy bien alimentados porque comen mucha carne y pescado'.

Desnudos, sin más protección que los elementos decorativos que ellos mismos se fabrican, los indígenas en situación de aislamiento voluntario viven en las cabeceras de los ríos de la remota Amazonía en Perú, Ecuador, Colombia y Brasil.

Se trata de poblaciones nómadas que se mueven de acuerdo a las estaciones, según la necesidad de buscar alimento y con la naturaleza como única religión, explica el galardonado.

'En las zonas donde sitúan sus campamentos se pueden ver palos que dejan para reconocer el camino de vuelta a casa y que rompen, de un lado u otro, para conocer el sentido de la marcha', añade.

Refugiados en casas construidas con palmeras, estos pueblos son altamente vulnerables al mundo exterior, sobre todo por la exposición a las enfermedades, aunque las mayores amenazas las constituyen las empresas petroleras y mineras, así como la tala ilegal de los bosques.

Satisfecho por el premio que recibe, Cusurichi sostiene que queda mucho camino por recorrer para asegurar la protección de los no contactados, y que 'hay que avanzar en el ámbito de la inteculturalidad' y 'reorientar las políticas internacionales'.

Sólo así, considera, podrá garantizarse la existencia de unos pueblos que atesoran y preservan las costumbres más ancestrales de la humanidad.



Terra Actualidad - EFE


Reuters

D¨Minorías

Julio Cusurichi empleará dinero contra la tal de árboles
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