William Sims Bainbridge
Sociólogo, experto en computación
Doctor en Sociología por la Universidad de Harvard, director de Computación centrada en el ser humano de la Fundación Nacional de Ciencias de EE UU y uno de los mayores expertos mundiales en la controversia ciencia versus religión, William S. Bainbridge cree que la aplicación de las tecnologías más avanzadas ayudará a la humanidad a vivir más y mejor.
-NBIC es la combinación de la nanotecnología (N), la biotecnología (B), las tecnologías de la información (I) las nuevas tecnologías basadas en las ciencias cognitivas (C), y constituirá el corazón del desarrollo ecnológico de las próximas décadas. El impacto de la nano tecnología se debe en parte a la biotecnología y a la informática, pero permite a ambas un nuevo desarrollo de la investigación para comprender el funcionamiento de la mente humana, de nuestra capacidad para crear computadoras, robots y toda clase de máquinas inteligentes que cumplan con nuestras necesidades, en definitiva de tener más herramientas para alcanzar nuestras metas.
-¿Qué impacto tendrá la convergencia NBIC en la sociedad?
-Si no avanzamos en esta dirección, se producirá un estancamiento de la economía de las naciones desarrolladas, lo que podría conducir a una parálisis general. Si no progresamos tecnológicamente en la dirección NBIC, agotaremos nuestros recursos y no seremos capaces de combatir el calentamiento global y otros problemas medioambientales. Pero si combinamos el progreso científico con las ciencias cognitivas, no sólo aprenderemos a utilizar mejor los recursos materiales, sino también a tratar algunos de los problemas sociales que no se han resuelto en los últimos años.
-¿Qué debe hacer Europa para liderar la "carrera" NBIC?
-Europa está bien situada y lleva mucha ventaja en la integración de las ciencias sociales con la tecnología, porque en EE UU no son capaces de fundir los objetivos de la investigación de las ciencias del comportamiento ni de comprender al ser humano de una manera científica, debido a sus inhibiciones culturales e ideológicas, mientras que Europa, en su diversidad de perspectivas y culturas y su profunda historia intelectual, está mucho más preparada.
-¿Coincide usted con el biólogo inglés Aubrey de Grey en que en el futuro próximo el ser humano tendrá una vida muy longeva?
-Estoy de acuerdo en que tanto la cantidad de vida como su calidad aumentarán perceptiblemente en cierto plazo, pero no puedo aventurar cuándo ni qué desafíos tecnológicos tendremos que afrontar. Los demógrafos pronostican que se producirá un frenazo en el aumento de la longevidad sin un verdadero empuje de la tecnología. Pero el verdadero fin de la investigación es alcanzar una vida plena y productiva, no sólo una vida más larga.
-¿Podrá la tecnología vencer a la muerte?
-La tecnología puede proveernos de nuevas formas no sólo de alargar la vida, sino de darle mayor alcance. Podremos movernos hacia el exterior, en la galaxia, a través de las estrellas, pero las distancias y tiempos que eso requiere nos obligarán a desarrollarnos más allá de las limitaciones de nuestra existen cia y de nuestro conocimiento actual. Si usted me pregunta si se puede alargar la vida hasta el infinito, yo estoy convencido de que es posible alcanzar un cifra enorme, como 1.000 años, por ejemplo, pero no sabemos si eso llegará dentro de una década o de un siglo.
-¿Qué piensa del llamado mind uploading -la transferencia a software de toda la información contenida en la mente- como posible solución a la muerte?
-Gran parte de mi investigación se dedica a intentar comprender cómo podemos aprovechar el mind ploading. En los tiempos precientíficos, los filósofos distinguían entre el espíritu y la materia, y en cierto modo estaban en lo cierto, no en el aspecto sobrenatural del carácter humano, sino en el espíritu como fuente de la información, ya que los humanos somos patrones de información dinámicos; lo que ocurre es que esos patrones no han de estar obligatoriamente "encerrados" en un cuerpo. Mi investigación parte de las ciencias sociales y del comportamiento para buscar tecnologías prácticas que transfieran aspectos de la personalidad humana primero a un sistema de información y después a robots y otros sistemas que puedan percibir y actuar realmente dentro del mundo. Con la tecnología actual ya podemos conseguir una transferencia de la personalidad, digamos de baja fidelidad. La cuestión es cuándo podremos conseguirla en "alta".
-¿Cuándo podrá la tecnología vencer enfermedades como el sida, el cáncer y el Alzheimer?
-Cada una es un caso aparte. Mi abuelo, eminente oncólogo que en 1914 escribió un libro titulado El problema del cáncer, se quedaría asombrado si pudiera ver que la enfermedad aún no ha sido vencida. Yo creo que es una lucha difícil que puede llevarnos un siglo, pero soy optimista porque ahora empezamos a entender el cáncer. El Alzheimer es una enfermedad muy específica que requerirá un tratamiento específico; hoy ya existen algunos que ayudan, y espero que se encuentre una solución definitiva a corto plazo. El sida es un caso de infección viral crónica y por desgracia la humanidad aún no ha logrado controlar esas infecciones. Así que creo que el sida y el cáncer serán las más difíciles, mientras que el Alzheimer puede tener una curación en una década o dos.
-¿Cree que la posibilidad de cada uno de usar la tecnología para mejorar su capacidad cerebral debe ser considerada un derecho?
-Como científico social, no veo ninguna base lógica para que la sociedad pueda prohibir a sus miembros que hayan decidido voluntariamente mejorar sus vidas el derecho de hacerlo, lo cual debería ser reconocido por las leyes. Si debe cubrirlo o no el estado, esa es otra cuestión. En mi opinión, hay muchos problemas graves de salud, discapacidad, educación, pobreza..., como para considerar que mejorar la capacidad cerebral deba ser una prioridad. En todo caso, todo el mundo debería tener acceso a esa posibilidad. Creo que deberíamos mantenernos unidos como especie, compartiéndolo todo. Creo en el reparto de labores y en que no cabe otra dirección que el alargamiento de una vida en la que todos saldremos ganando.
-¿Pueden las tecnologías NBIC ayudar a la sociedad a protegerse de la amenaza terrorista?
-Están apareciendo herramientas como la detección química de explosivos que ayudarán a aplicar la ley. Pero el terrorismo no es una cuestión de unos cuantos malvados contra el mundo. Se trata de un conflicto social muy complejo y las soluciones a los problemas sociales deben ser también sociales.
Alejandro Sacristán y Giulio Prisco