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18 de marzo de 2013

La cumbre CITES reconoce el contrabando de especies como un crimen grave

Marfil decomisado por la policía. | Mike Goldwater/WWF 
Marfil decomisado por la policía. | Mike Goldwater/WWF
Tras nueve largas jornadas de reuniones en la conferencia de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), Carlos Drews responde satisfecho al teléfono desde Bangkok: "La 16 cumbre de CITES va a quedar en la memoria de WWF como una conferencia exitosa. Ha habido varios hitos que han creado precedentes para la conservación de vida silvestre", asegura el director del programa internacional de especies de la organización conservacionista durante la jornada en la que se clausura esta cumbre.

Y es que, además de los compromisos concretos para proteger las especies más amenazas alcanzados por los 178 países que forman parte de CITES, Drews subraya que por primera vez se ha reconocido en las distintas reuniones y foros celebrados desde el 4 de marzo que "los crímenes contra la vida silvestre son crímenes serios que traspasan las fronteras y que van más allá de la explotación de animales, sobre todo de los elefantes". Y es que, según recuerda, más de 30.000 paquidermos son masacrados cada año en África para obtener sus colmillos: "El tráfico de especies a menudo está asociado a otras formas de crimen, como el lavado de dinero y el tráfico de armas, y supone una amenaza para la seguridad nacional y para los guardias de los parques forestales, que están en una situación de indefensión frente a los furtivos", advierte Drews.

"Hasta ahora en CITES no se había enfatizado la necesidad de que se tomaran medidas para atajar el tráfico ilegal y el furtivismo", destaca. Nigeria, la Republica Democrática del Congo y Tailandia, anfitriona de la cumbre, eran los países señalados por WWF por violar de forma persistente los compromisos para frenar el tráfico ilegal de especies.

Elefantes y rinocerontes

Al inicio de la cumbre, el pasado 3 de marzo, WWF logró el compromiso de la primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, de que su país prohibiría el comercio de marfil. En la actualidad, denuncian los conservacionistas, el país asiático se ha convertido en un auténtico lavadero de marfil ilegal procedente de otros países, pues su legislación permite la venta de marfil tailandés. Los conservacionistas reunieron 1.600.000 firmas recogidas en esta campaña en la que han participado rostros conocidos como el actor Leonardo DiCaprio.

A pesar del compromiso verbal de Tailandia, Drews admite que están a la espera de que "Tailandia presente un plan con plazos concretos, y que existan mecanismos para que pueda verificarse el progreso y la implementación de las medidas para prohibir su comercialización".

Pese a los avances, no se ha logrado que se impongan posibles sanciones comerciales a los países que no regulan sus mercados de marfil, como Camerún, República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, Gabón, Mozambique, Nigeria y Uganda.

Mientras tanto, siguen comercializándose objetos fabricados con marfil. Por ello Drews considera también un logro muy importante de CITES que se haya tratado el problema de la gran demanda de productos ilegales en Asia, tanto del marfil como de aleta de tiburón o cuerno de rinoceronte (en países como Vietnam se le atribuyen propiedades anticancerígenas y se usa como remedio elitista para combatir la resaca). "Vietnam tiene ahora el compromiso de tomar medidas concretas para reducir la demanda de cuerno de rinoceronte y la implementación de medidas para combatir su comercio, como verificación en aduanas, redadas en establecimientos que vendan este producto y alertar a la población de que es ilegal comercializar el cuerno de rinoceronte", afirma

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El Mundo Ciencia
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