Se debe al mentol,
un compuesto presente de modo natural en la menta y ampliamente
utilizado en caramelos y chicles mentolados, así como en pastas de
dientes. El frío activa unos receptores llamados TRPM8, que también se activan con el mentol y “engañan” al cerebro haciéndole creer que en nuestra boca ha bajado la temperatura.
Por si fuera poco, la activación de estos receptores provocada por el frío moderado o algunos agonistas desensibiliza las neuronas sensoriales, impidiendo la transmisión de otros estímulos. Esta propiedad es la responsable de que el mentol se utilice aplicado sobre la piel en forma de cremas como antiprurítico -es decir, para aliviar el picor- y como analgésico.
La capsaicina, ingrediente activo del picante del chile, produce justamente el efecto contrario debido a que activa el receptor TRP-V1, vinculado a la percepción del calor. Por eso cuando tomamos algo aderezado con picante sentimos que la temperatura asciende.
Por si fuera poco, la activación de estos receptores provocada por el frío moderado o algunos agonistas desensibiliza las neuronas sensoriales, impidiendo la transmisión de otros estímulos. Esta propiedad es la responsable de que el mentol se utilice aplicado sobre la piel en forma de cremas como antiprurítico -es decir, para aliviar el picor- y como analgésico.
La capsaicina, ingrediente activo del picante del chile, produce justamente el efecto contrario debido a que activa el receptor TRP-V1, vinculado a la percepción del calor. Por eso cuando tomamos algo aderezado con picante sentimos que la temperatura asciende.
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