Te contamos la historia de un átomo "desesperado" por captar electrones y que acaba formando una de las uniones químicas fundamentales para la vida.
Podría decirse que un enlace por puente de hidrógeno, hydrogen bond en inglés, es una fuerza dipolo-dipolo resultado de la fuerza atractiva de un átomo muy
electronegativo y un átomo de hidrógeno unido covalentemente a otro
átomo electronegativo. Puede ser tanto intra como intermolecular…
blablablá, blablablá, blablablá… pero así expresado ni los químicos se
enteran.
El hidrógeno en busca de sus electrones
Por otro lado, el átomo de hidrógeno tiene una pequeña vitrina donde nada más caben dos electrones,
aunque con un solo electrón. Este electrón único, en el enlace
covalente con uno de los citados elementos electronegativos, le es
arrebatado por el átomo de gran avaricia electrónica, de manera que el
pobre hidrógeno se
queda en la práctica sin ningún electrón. El hidrógeno que también,
aunque menos, es electronegativo, pasa a tener una carga parcial
positiva, que para cualquier otro elemento no supondría demasiado, pero dado el diminuto tamaño del hidrógeno supone una elevada carga. Desesperado por tener algún electrón en su vitrina, capa de valencia, para perder su parcial carga positiva, se revela ante el robo sufrido e intenta agarrar electrones
en otros átomos electronegativos, bien de la misma molécula –enlace
intramolecular-, bien de moléculas adyacentes –enlace intermolecular-.
Este intento de captura de electrones es el enlace de hidrógeno, también
denominado puente de hidrógeno.
Antonio Jesús Jiménez estudia Ciencia y Tecnología de Nuevos Materiales en la Universidad de Sevilla. Artículo escrito en colaboración con la UCC+i de la Universidad de Sevilla.
Fuente:
Muy Interesante