Un estudio realizado en Inglaterra ha observado que con sólo media hora de formación musical, el cerebro de una persona empieza a funcionar como el de un músico, con mayor flujo de sangre hacia el lado izquierdo del cerebro, el relacionado con las habilidades musicales y de lenguaje. Numerosos estudios han observado los efectos beneficiosos de la música en el cerebro, tanto en niños como en adultos que recibieron formación de jóvenes. Por Carlos Gómez Abajo.
La música, el lenguaje y el ritmo están íntimamente relacionados. Imagen: Nina Kraus. Fuente: Northwestern University.
Un estudio sobre patrones cerebrales realizado en Gran Bretaña
sugiere que la formación musical puede alterar la manera en que
pensamos.
Unos 14 músicos fueron evaluados para ver qué parte del cerebro utilizan para llevar a cabo sus habilidades musicales y de lenguaje, y los investigadores observaron que emplean el lado izquierdo para ambas tareas.
A otras ocho personas -que no eran músicas- se les pidió llevar a cabo la misma tarea, pero no se encontró correlación en la actividad cerebral cuando realizaban las pruebas.
Sin embargo, cuando los voluntarios no músicos fueron expuestos a continuación a un corto período de formación musical simplemente, hubo un aumento en el flujo de sangre hacia el lado izquierdo del cerebro cuando se enfrentaron a tareas relacionadas con la música y las palabras. En efecto, su cerebro comenzó a trabajar de la misma manera que lo haría el de un músico.
La investigación fue llevada a cabo por el Departamento de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Liverpool (Inglaterra), como parte de un programa de prácticas de verano.
Durante el estudio, bastó con sólo media hora de formación musical para producir un cambio en la forma en la que los no-músicos procesan la música y el lenguaje. La investigadora Amy Spray recuerda en la nota de prensa de la Sociedad Británica de Psicología (SBP) que "fue fascinante ver que las similitudes en los flujos sanguíneos" podían tener lugar después de una exposición tan breve a la enseñanza musical. Los resultados del estudio fueron presentados ayer en la conferencia anual de la SBP.
Unos 14 músicos fueron evaluados para ver qué parte del cerebro utilizan para llevar a cabo sus habilidades musicales y de lenguaje, y los investigadores observaron que emplean el lado izquierdo para ambas tareas.
A otras ocho personas -que no eran músicas- se les pidió llevar a cabo la misma tarea, pero no se encontró correlación en la actividad cerebral cuando realizaban las pruebas.
Sin embargo, cuando los voluntarios no músicos fueron expuestos a continuación a un corto período de formación musical simplemente, hubo un aumento en el flujo de sangre hacia el lado izquierdo del cerebro cuando se enfrentaron a tareas relacionadas con la música y las palabras. En efecto, su cerebro comenzó a trabajar de la misma manera que lo haría el de un músico.
La investigación fue llevada a cabo por el Departamento de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Liverpool (Inglaterra), como parte de un programa de prácticas de verano.
Durante el estudio, bastó con sólo media hora de formación musical para producir un cambio en la forma en la que los no-músicos procesan la música y el lenguaje. La investigadora Amy Spray recuerda en la nota de prensa de la Sociedad Británica de Psicología (SBP) que "fue fascinante ver que las similitudes en los flujos sanguíneos" podían tener lugar después de una exposición tan breve a la enseñanza musical. Los resultados del estudio fueron presentados ayer en la conferencia anual de la SBP.
La música y el cerebro
Numerosos estudios han observado los efectos tangibles y beneficiosos que produce la actividad musical en el cerebro. Uno realizado en la Northwestern University (Illinois, EE.UU.), y publicado hace unos meses, muestra que las personas que han recibido formación musical de pequeños tienen más reflejos para responder a los sonidos del habla; y que cuanto más larga haya sido esa formación, más rápido responden.
Con el paso del tiempo, los adultos cada vez procesan peor los sonidos que cambian rápidamente. Sin embargo, según demostraron los participantes en el estudio, aquellas personas con entre cuatro y 14 años de formación musical, respondían una milésima de segundo más rápido que los que no. Una milésima de segundo puede no parecer mucho, señalan los investigadores, pero multiplicada por millones de neuronas representa un cambio importante en la vida de las personas.
Otro estudio de la Northwestern University señala que las personas más capaces de moverse con ritmo son también las que tienen más capacidad de respuesta al habla. Esta universidad también ha estudiado el efecto de la formación musical en el envejecimiento cerebral.
Las áreas cerebrales que se activan cuando se escucha música, y el desarrollo del cerebro en las edades tempranas de los niños que reciben formación musical, también han sido investigados en diversas ocasiones.
Numerosos estudios han observado los efectos tangibles y beneficiosos que produce la actividad musical en el cerebro. Uno realizado en la Northwestern University (Illinois, EE.UU.), y publicado hace unos meses, muestra que las personas que han recibido formación musical de pequeños tienen más reflejos para responder a los sonidos del habla; y que cuanto más larga haya sido esa formación, más rápido responden.
Con el paso del tiempo, los adultos cada vez procesan peor los sonidos que cambian rápidamente. Sin embargo, según demostraron los participantes en el estudio, aquellas personas con entre cuatro y 14 años de formación musical, respondían una milésima de segundo más rápido que los que no. Una milésima de segundo puede no parecer mucho, señalan los investigadores, pero multiplicada por millones de neuronas representa un cambio importante en la vida de las personas.
Otro estudio de la Northwestern University señala que las personas más capaces de moverse con ritmo son también las que tienen más capacidad de respuesta al habla. Esta universidad también ha estudiado el efecto de la formación musical en el envejecimiento cerebral.
Las áreas cerebrales que se activan cuando se escucha música, y el desarrollo del cerebro en las edades tempranas de los niños que reciben formación musical, también han sido investigados en diversas ocasiones.
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