6 de marzo de 2013
Cómo sobrevivir a una avalancha de nieve ¡empleando la física de los cereales!
El principio por el que un esquiador consigue salir a la superficie tras un alud de nieve es el mismo que funciona con las cajas de cereales. Hasta hace unos años, se pensaba que el mejor consejo para sobrevivir a una avalancha era tratar de "nadar" como si se tratase de un río, pero las características de una avalancha son distintas de las de un líquido.
El desprendimiento masivo de nieve constituye lo que los físicos conocen como un "flujo granular" y provoca que los fragmentos más grandes asciendan a la superficie mientras que los más pequeños se quedan en el fondo. Es lo mismo que sucede cuando uno abre una bolsa de cereales y encuentra los trozos más grandes y pesados en lo alto de la bolsa. Este fenómeno contraintuitivo fue descubierto en la década de 1930 por las industrias relacionadas con el empaquetado y lo bautizaron como "efecto muesli" o "efecto nuez de Brasil", dado que en una lata de nueces es esta variedad (la más grande) la que suele aparecer en la parte superior.
"Las avalanchas son flujos granulares, un fenómeno que reúne características de los líquidos y los sólidos", asegura Dale Atkins, representante de la Comisión Internacional de Rescate Alpino. "En estos flujos", añade, "las partículas más grandes son las que terminan en la superficie". Lo mismo, insiste, es lo que sucede con las cajas de cereales, "y los humanos somos una 'nuez' bastante grande que suele salir a la superficie".
"Esto lo conocemos como segregación positiva y hace que todo aquello que tiene un volumen mayor tienda a estar en superficie si hay menos densidad", asegura Fernando Rivero Díaz, teniente en la jefatura de Montaña de la Guardia Civil con 24 años de experiencia en rescate sobre el terreno. Su equipo ha intervenido en el rescate de personas atrapadas por avalanchas en el Pirineo y dos de sus compañeros han vivido la experiencia en su propia piel. "Uno de ellos se mantuvo a flote procurando controlar la situación desde el principio", recuerda, "y al otro le pilló de sorpresa y lo enterró. Tuvo la suerte de hacerse una buena cámara de aire y aguantar hasta que otro compañero le rescató".
Si uno realiza esquí de travesía, la primera medida de seguridad es llevar una baliza de localización y una pala, para realizar un rescate temprano. Pero en los últimos años varias empresas han comercializado un sistema de supervivencia basado en una especie de mochilas con 'airbag' que se hinchan cuando se produce una avalancha y presentan altos índice de éxito. Añadir 28 litros de volumen al cuerpo del montañero que se ve atrapado en un alud no le ayuda a flotar como en un río, sino a ascender por las características del propio flujo granular. "Convertirse en una gran nuez, por decirlo de alguna manera", insiste Atkins, "es el motivo por el que los sistemas de airbags han aumentado las cifras de supervivencia".
"Nadar sobre la avalancha puede matar"
En un polémico artículo publicado en 2007 por la Asociación Americana de Avalanchas, Dale Atkins recomendaba olvidar la recomendación tan extendida de ponerse a "nadar" encima de la nieve en caso e avalancha. En su opinión - y ha entrevistado a cientos de supervivientes - el gesto de nadar puede provocar que la víctima aleje las manos de la zona de la boca, y una de los consejos más útiles para sobrevivir es construir un hueco con las manos frente a la cara que te permita respirar. "Una vez que tus pies se levanten del suelo", escribe, "debes ponerte las manos en la cara. Por supuesto, si puedes agarrarte a algún objeto fijo, hazlo. Cada segundo que aguantes suspendido significa que mucha más nieve pasa y ya no puede enterrarte".
En su opinión, el testimonio de los cientos de supervivientes que dicen haber nadado" sobre la avalancha para sobrevivir pertenecen a una muestra sesgada por el hecho de que aquellos que nadaron y murieron en el alud no pueden contar su experiencia. "Durante los últimos 150 años", concluye, "la gente ha explicado cómo nadar les sirvió para no ser enterrados por la nieve, pero armados con el conocimiento moderno de los flujos de avalanchas resulta que permanecer en la superficie no tiene nada que ver con nadar".
"Efectivamente, en los últimos años se ha descubierto que en ciertas partes de la avalancha si te pones a nadar es posible que en realidad te estés enterrando más profundo", confirma el teniente Rivero en conversación telefónica a lainformacion.com. Rivero es miembro del Grupo de Trabajo en Tecnologías Avanzadas para Rescate en Nieve, de la Universidad de Zaragoza, y su grupo también ha tenido que actualizar sus conocimientos. "Una avalancha se comporta de tres maneras", asegura, "al principio es una rotura de bloques de la que hay que intentar salir de manera oblicua, luego hay un movimiento turbulento intentar salir hacia uno de los laterales y rodando como un tonelete, y en la última parte lo importante es mantener una cámara de aire, usando la mochila si la llevamos, y la parte interior del codo. Eso aumenta las posibilidades de supervivencia".
El problema viene si hacemos el movimiento de nadar en el momento equivocado. "Si en la parte final hacemos movimientos natatorios", relata. "puede que estemos entrando más profundo de lo que nosotros quisiéramos". La dificultad, añade, es que todo esto sucede en apenas 20 ó 30 segundos y "es muy difícil identificar en qué parte de ese movimiento estás tú".
En cualquier caso, el protocolo de actuación en caso de avalancha está muy claro: además de tratar de flotar y hacerse una cámara de aire, lo primero es deshacerse de los esquís y los bastones y todo aquello que nos pueda dejar anclados en la nieve. "Lo que hay que intentar es mantenerte lo más suelto que puedas de todo aquello que luego te impediría salir", incide Rivero. "Imagina que te quedas a solo 20 cm y no te puedes mover porque tienes pillados los pies por todo lo largo de tu esquí". Y sobre todo, si uno sale a hacer esquí de travesía, lo importante es llevar siempre un transmisor (ARVA), una sonda y una pala que permita hacer un autosocorro rápido de un compañero. "Una vez transcurridos los primeros 20 minutos", asegura, "las posibilidades de sobrevivir se reducen en un 90%".
Tomado de:
La Información Ciencia