¿Bebida caliente? ¿Con la que está cayendo? El
sentido común nos dice que nos echemos las manos a la cabeza
inmediatamente. Pero también sabemos que a menudo el sentido común yerra
estrepitosamente. Así que parémonos un momento a considerar los
argumentos que se ofrecen a favor de dicha afirmación. A saber, suele
aducirse una o más de las siguientes razones:
- La bebida caliente aumenta la sudoración, que es el principal mecanismo por el cual nuestro cuerpo regula el exceso de temperatura.
- En el momento de la ingesta, se pasa más calor, pero a la larga es más efectivo el alivio.
- Los árabes, incluidos los beduinos en el desierto, los indios, etc., han tomado té hirviendo durante siglos para combatir el calor; (y esta es mi parte preferida) miles de millones de personas no pueden estar equivocadas.
En primer lugar, lo que resulta indudable de esta cuestión es que si
ingerimos cierta cantidad de líquido a una temperatura superior a la de
nuestro organismo, se va a producir una transferencia de calor en el
sentido líquido->cuerpo, y nuestra temperatura corporal va a
aumentar. A partir de ahí, es rigurosamente cierto que —si nuestro
sistema termorregulador funciona correctamente— va a aumentar la
sudoración. Pero esto se da, precisamente, porque el exceso de temperatura es mayor, tenemos más calor y la necesidad de regulación apremia. Ahora bien, algo más caliente se enfriará más rápido, pero esto no quiere decir que se enfríe antes.
El segundo argumento apela únicamente a la sensación que se produce por contraste.
Resulta tan válido como pillarse los dedos con una puerta repetidamente
con la excusa de que al parar produce placer. Allá cada cual con sus
fetichismos.
El último punto, como ya he comentado, es mi preferido por la falacia tan grande y tan repetida que supone. “Millones de personas a través de la historia no pueden estar equivocadas“.
Tenemos tantos contraejemplos que refutan esta afirmación… Sin embargo,
es divertido seguir escuchándola aún hoy en día. Por otro lado, creo
que es importante realizar un par de observaciones adicionales. No puede
olvidarse el hecho de que, en el desierto o en países donde las
condiciones sanitarias no son las mejores, la única forma de beber agua
de forma segura es hirviéndola. Además, un beduino en mitad del desierto
no tiene forma de enfriar una bebida, así que es estúpido pensar que
“opta” por el té caliente por obtener algún tipo de beneficio.
La única forma efectiva de combatir el calor es hidratarse
para que nuestro cuerpo tenga algo que sudar. Y todo parece indicar que
la ingesta de líquidos fríos ayudará a nuestro cuerpo a regular la
temperatura. Pero ¿realmente se producirá así una reducción de la
temperatura o nuestro metabolismo se acelerará, produciendo energía,
para calentar ese líquido? Llegados a este punto, echaremos mano de la
literatura científica en busca de evidencias. No es complicado encontrar
un puñado de resultados en PubMed con la cadena “drink temperature” [1, 2, 3, 4]. En dichos estudios, efectivamente, se concluye que las bebidas frías ayudan a modular la temperatura corporal,
con especial significación cuando se trata de entornos húmedos y
cálidos. Y no solo eso, sino que además parece ser que el rendimiento
deportivo aumenta.
Así que, este veranito, mi café que sea con hielo. Gracias.
Referencias:
[1] Burdon
C, O’Connor H, Gifford J, Shirreffs S, Chapman P, & Johnson N
(2010). Effect of drink temperature on core temperature and endurance
cycling performance in warm, humid conditions. Journal of sports sciences, 28 (11), 1147-56 PMID: 20694887
[2] Park SG, Bae YJ, Lee YS, Kim BJ. Effects of rehydration fluid
temperature and composition on body weight retention upon voluntary
drinking following exercise-induced dehydration. Nutr Res Pract. 2012 Apr;6(2):126-31.
[3] Stanley J, Leveritt M, Peake JM. Thermoregulatory responses to ice-slush beverage ingestion and exercise in the heat. Eur J Appl Physiol. 2010 Dec;110(6):1163-73.
[4] Burdon CA, O’Connor HT, Gifford JA, Shirreffs SM. Influence of beverage temperature on exercise performance in the heat: a systematic review. Int J Sport Nutr Exerc Metab. 2010 Apr;20(2):166-74.
Fuente: