Un reptil de Nueva Zelanda usa un mecanismo único para masticar a sus presas, según científicos en Inglaterra.
El animal, denominado tuátara, utilizara sus
maxilares como si fueran un serrucho. El nombre del animal proviene del
maorí y significa "espalda espinosa".
La estrategia de masticación podría
explicar por qué la especie ha logrado adaptarse a grandes cambios en su
hábitat y en el tipo de presas a lo largo de más de 200 millones de
años.
Un modelo computarizado de la mandíbula del
tuátara mostró claramente una técnica de alimentación completamente
diferente a la utilizada por otros animales terrestres.
Las mandíbulas se cierran atrapando a la víctima
entre dos filas de poderosos dientes. A continuación, la mandíbula
inferior se desliza hacia adelante desgarrando y cortando a la presa
como si el animal utilizara un serrucho. De esta forma el tuátara logra
deglutir animales que parecerían demasiado grandes para su boca.
Otros reptiles, como lagartos o serpientes,
utilizan en cambio "movimientos más simples de abrir y cerrar" sus
mandíbulas, según Marc Jones, investigador de University College en
Londres y autor principal del estudio.
Sobrevivientes
Los científicos filmaron tuátaras masticando en
el zoológico de Chester, en Inglaterra, y se basaron en esas imágenes
para crear un modelo computarizado de los movimientos.
Debido a su técnica única, los tuátaras comen
una amplia variedad de presas, desde arañas hasta lagartijas.
Pero el
estudio permite ahora resolver el enigma de extraños fenómenos
reportados en los hábitats ocupados por estos reptiles.
"Algunas personas dicen haber visto aves decapitadas, como si les hubieran serruchado la cabeza", dijo Jones a la BBC.
"Los tuátaras suelen atacar polluelos o aves
juveniles, pero a veces arremeten contra adultos. Cambian su dieta de
acuerdo a la estación y comen más aves en el verano".
Si bien el tuátara tiene un aspecto similar a
las lagartijas, pertenece a otro grupo de animales denominados
esfenodontos (Sphenodontia) o rincocéfalos (Rhynchocephalia).
El reptil, que vive en forma silvestre sólo en
Nueva Zelanda, es la última especie sobreviviente de ese grupo. Sus
parientes desaparecieron hace más de 200 millones de años aunque
llegaron a ser abundantes. Fósiles de los familiares extintos del
tuátara fueron hallados en el Reino Unido.
No se sabe exactamente por qué se extinguieron
esos parientes, pero la técnica de masticación única del tuátara puede
haber sido un factor clave en su supervivencia.
El estudio fue publicado en la revista Anatomical Record.
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