Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto una rara galaxia rectangular, con un sorprendente parecido con un diamante de corte esmeralda. La extraordinaria galaxia, que en nada se asemeja a la nuestra, la Vía Láctea, se encuentra a unos 70 millones de años luz de distancia y, según los científicos, «parece desafiar las leyes de la naturaleza». El hallazgo aparecerá publicado en la revista The Astrophysical Journal, pero puede consultarse ya en Arxiv.org.
«En el Universo que nos rodea, la mayoría de las galaxias existen en una de estas tres formas: esferoidal, en forma de disco o con una apariencia abultada e irregular», explica Alister Graham, de la Universidad de Tecnología de Swinburne (Melbourne, Australia). El investigador, que ha trabajado en el estudio con colegas de Alemania, Suiza y Finlandia, asegura que la nueva galaxia tiene una forma realmente inusual. Integrante de un grupo de 250 galaxias, «es una de esas cosas que te hace sonreír, porque no debería existir, o más bien que no se espera que exista».
«Es un poco como la precaria torre inclinada de Pisa o el descubrimiento de algunas especies exóticas nuevas, que a primera vista parecen desafiar las leyes de la naturaleza», continúa el científico.
La galaxia de forma inusual, bautizada como LEDA 074886, fue detectada por el telescopio japonés Subaru. Encontrarla ha resultado complicado debido a su pequeño tamaño. Tiene 50 veces menos estrellas que la Vía Láctea y su distancia de la Tierra es equivalente a extender 700 galaxias de la Vía Láctea una detrás de la otra.
Los astrónomos sospechan que esta galaxia se parece en realidad a un disco inflado visto desde un lado, al igual que un pequeño cilindro. Observaciones con el telescopio gigante Keck en Hawai revelaron un disco delgado que gira rápidamente, a una velocidad superior a 100.000 kilómetros por hora. Sin embargo, no puede decirse si el disco se trata de una estructura espiral o no, debido a su peculiar posición.
Colisión de dos galaxias
«Es posible que esta galaxia se haya formado de la colisión de dos galaxias espirales», dice el profesor de Swinburne Duncan Forbes, coautor de la investigación. «Mientras que las estrellas pre-existentes de las galaxias iniciales estaban esparcidas en órbitas grandes que crean la forma del corte esmeralda, el gas se hundió en el plano medio donde se condensó para formar nuevas estrellas y el disco que hemos observado».
Si esta teoría es correcta, los científicos creen que es muy posible que cuando nuestra propia galaxia colisione con la vecina Andrómeda (las dos con forma de disco) dentro de 3.000 millones de años, seamos nosotros mismos -si es que el ser humano continúa milagrosamente sobre la Tierra- los habitantes de una galaxia cuadrada.Fuente:
ABC Ciencia