Uno de los problemas que tienen las pantallas táctiles es que, al usarlas, suelen quedarse marcados los dedos del usuario, algo que pasa en todo tipo de superficies cristalinas como una pantalla en la que alguien señala algo con un dedo, el cristal de una ventana o las lentes de unas gafas. Los cristales están presentes en nuestras vidas y, por consiguiente, las marcas que se quedan en estos al tocarlos debido la grasa y al agua de nuestras manos. El Instituto Max Planck decidió declarar la guerra a las manchas en los cristales y comenzó a desarrollar un nuevo material, basado en polímeros, que fuese capaz de repeler las manchas y, por tanto, se limpiase solo.
El equipo de investigación apostó por desarrollar un recubrimiento, basado en polímeros, que pudiese depositarse en la superficie del cristal y repeliese cualquier tipo de suciedad, es decir, la grasa y el agua; evitando las manchas, por ejemplo, en los cristales de unas gafas o en la luneta de un coche pero, además, podría ser un componente a utilizar en equipamiento médico para prevenir posibles contagios o infecciones (al repeler, por ejemplo, que se adhiera sangre).
Este recubrimiento, curiosamente, no está compuesto por materiales extremadamente complejos de nombre impronunciable sino que el componente principal es el mismo que el del cristal: el silicio. El equipo de investigación desarrolló un compuesto con silicio y flúor que es capaz de repeler el aceite (es decir, la grasa) y el agua de la superficie en la que se aplica, igual que funciona la superficie de una sartén antiadherente en el que el líquido rueda por la superficie en forma de gotas gracias a pequeñas esferas que se distribuyen por su superficie.
¿Pequeñas esferas? Pues sí, la superficie de este material fluorado presenta pequeñas esferas, de unos 60 nanómetros) que hacen que los líquidos se desplacen por la superficie y no se queden pegados. De hecho, visto al microscopio, este recubrimiento parece una esponja al presentar una superficie rugosa con relieves redondeados:
Las superficies redondeadas no pueden mojarse incluso aplicando aceites de baja viscosidad
¿Y qué posibilidades podría tener este recubrimiento? La verdad es que son muchas las aplicaciones que podrían darse a este nuevo recubrimiento, incluyendo la industria de los envases alimentarios que, por ejemplo, podrían utilizar este compuesto para evitar que los restos de una salsa o una mermelada se queden pegados en el interior de un frasco de cristal.
Dado que el material repele el agua y el aceite tan bien, podríamos obtener cristales que se limpien solos que puedan ser aplicados en múltiples aplicaciones
De todas maneras, esta investigación tiene que solventar algunos aspectos puesto que, por el propio uso, esta capa protectora se va desgastando y deja de presentar sus propiedades cuando alcanza un espesor menor o igual a una micra. Dependiendo del material a repeler, el material se puede desgastar rápidamente, algo que quieren solventar añadiendo mejores propiedades mecánicas al compuesto y aumentando su vida útil.
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