El nuevo modelo de cerebelo artificial permite a los robots “aprender” las características intrínsecas de un objeto que se le presenta (masa, inercia, resistencia que opone al movimiento) y asociarlas con otra serie de características casuales (color o forma) que le ayudan a distinguirlo de otros objetos y a llevar a cabo una manipulación más precisa. Es decir, imita de modo artificial cómo el sistema nervioso dirige de forma precisa la realización de movimientos y obtiene conocimiento de los objetos que maneja.
A medio plazo, este estudio permitirá crear una nueva generación de robots capaces de interactuar con humanos de manera mucho más segura que los actuales. Además, este tipo de estudios puede ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos para enfermedades relacionadas con el cerebelo (como es el caso de la ataxia), así como de nuevos métodos de rehabilitación y prótesis “inteligentes”.
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