Las tribus Surma y Mursi  son indígenas del sur de Etiopia que viven principalmente del pastoreo  de grandes rebaños de ganado en el valle del Omo, también       se dedican a la agricultura de cereales, sorgo y maíz sobre todo, y  son recolectores de miel. Se calcula que quedan unos 9.000 indígenas  Mursi y unos 45.000 Surma.
Se alimentan de la leche de sus vacas, su carne, los cereales que cultivan y de la propia sangre de las vacas que extraen pinchándoles en una vena. Las vacas también son el patrón comercial. El padre, propietario del rebaño, regala 30 vacas a cada hijo cuando se casan. En las familias numerosas, los más jóvenes suelen quedarse sin esta dote y tienen que recurrir a otro tipo de recursos, normalmente bastante irregulares, para conseguir su dote.
        
         En una práctica inmemorial se adornan, cotidianamente, con  espectaculares tocados realizando también decoraciones increiblemente  bellas en sus cuerpos con pigmentos naturales extraidos de       minerales y vegetales, que además les ayuda como repelente de  insectos al mezclar estas pinturas con ceniza y orina de ganado.
         Sus pinturas representan desde diseños abstractos a los patrones  de colores de las flores, que forman una deslumbrante variedad en todo  el cuerpo, en una expresión cultural más elemental para ellos que la  propia música o la danza.
         Consideran su imagen como algo abstracto.       Se pintan el cuerpo dos o tres veces al día, como si cambiasen de  ropa en una particular forma de seducción, de expresar su estado de  animo o su orgullo. Las escarificaciones y mutilaciones que se infligen  son también signos de elegancia, de fortaleza y de valor.
         Los surma lucen discos de calabaza o platos de arcilla incrustados en sus labios y en las orejas, que cuanto más       grande sea, en el caso de las mujeres, les permitirá una dote matrimonial más suculenta, normalmente en cabezas de ganado.
Terminada la cosecha, los jóvenes surma compiten en luchas bastante violentas, con bastones como armas, que se conocen con el nombre de Donga. Con ella demuestran su masculinidad, saldan rencillas personales o luchan para conseguir una esposa. Los participantes, compiten de dos en dos y van quedando eliminados hasta que solo queda el vencedor del torneo. Los jovenes Mursi también participan de esta tradición.
         Elaboran una bebida alcohólica parecida a la cerveza a base de  sorgo fermentado. Hablan el suri y varios dialectos, como el tirma y el  chai.
         La mayoría de los indígenas conservan un temperamento       belicoso. Luchar contra otras tribus ha sido una constante       en toda su historia y alternan periodos de guerra con otros       de paz. Si se producen tensiones demasiado graves, los Jalaba,  consejo de hombres       de mas edad del poblado, son los que toman las decisiones y dictan  las leyes de convivencia. Si se producen       enfrentamientos con otras tribus, una delegación de ancianos se  reune con la delegación de la otra tribu y negocian las soluciones para       conseguir la paz.
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