Las devastadoras inundaciones que han arrasado el sureste de Australia durante las últimas semanas están empezando a afectar a la Gran Barrera del Coral, el mayor arrecife de coral del mundo, según advierten científicos australianos entrevistados por la revista 'Nature'.
Algunas zonas del sureste del arrecife, que tiene una extensión de unos 2.000 kilómetros a lo largo de la costa de Queensland, se han visto ya afectadas por las riadas de agua contaminada procedente de muchos ríos de este estado, el más afectado por las fuertes lluvias.
Los científicos creen que habrá que esperar varios años para valorar el impacto de las inundaciones, que podrían afectar al ecosistema de todo el arrecife. Según explica Katharina Fabricius, del Instituto de Ciencia Marina Australiano, en Townsville (Queensland), el verdadero alcance de las inundaciones se verá en tres años. Incluso si los corales sobreviven al inicio, en los próximos meses podrían morir, no reproducirse o reducir su crecimiento.
Agua contaminada
"Hasta ahora no habíamos visto tanta agua invadiendo el arrecife, con todos los ríos del sureste de Queensland desbordados", asegura a 'Nature' Michelle Devlin, el investigador de la Universidad James Cook de Townsville que está monitorizando el vertido de agua contaminada.
Las riadas procedentes de dos cuencas sólo, las del Burnett Mary y del río Fitzory, en el centro de Queensland, cubren ya el 11% de la superficie oceánica de la Gran Barrera del Coral, según calculan Devlin y sus colegas. Los corales corren peligro debido al efecto del agua contaminada.
Incluso el agua limpia puede matar a los frágiles corales. Las riadas, sin embargo, arrastran agua contaminada con fertilizantes, pesticidas y otros productos, que representa un peligro mucho mayor.
Los científicos creen que el agua contaminada continuará extendiéndose a lo largo del océano durante las próximas semanas, aunque la velocidad con la que lo haga dependerá del viento. "En tierra la situación está empezando a mejorar pero en el mar el impacto seguirá aumentando", advierte Britta Schaffelke, que investiga la calidad del agua en el Instituto de Ciencia Marina Australiano, en Townsville. Incluso no descartan que se produzcan nuevas inundaciones ya que la temporada de lluvias no ha hecho sino comenzar.
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