Las autoridades finlandesas construyen un gran almacén subterráneo que albergará los residuos nucleares de sus centrales, que permanecerán activos durante miles de años. El documental “Into Eternity” explora los dilemas que implica una construcción de este tipo de cara a los habitantes del futuro.
Le llaman Onkalo (cavidad) y se adentra más de 400 metros bajo la roca de una pequeña isla al oeste de Finlandia. Cuando acabe su construcción, en 2020, los finlandeses esconderán un monstruo al final de este túnel, una criatura peligrosa que estará activa durante los próximos 100.000 años.
Alrededor de este lugar se agrupan las cuatro principales centrales nucleares del país y una quinta que está en construcción. Año tras año, la producción de estas plantas genera toneladas de residuos nucleares que habrá que meter en algún sitio. Y una ley aprobada por el Parlamento finlandés obliga a hacerlo en su propio territorio.
El lugar elegido para enterrar la basura nuclear es este gigantesco túnel junto a la pequeña localidad de Eurajoki. La construcción, a cargo de la compañía Posiva, comenzó en el año 2004 y se encuentra en el inicio de la fase 2, que se adentrará en la roca hasta una profundidad definitiva de 520 metros. Cuando finalice el proceso, en 2020, las instalaciones comenzarán a acumular bidones de residuos nucleares durante los siguientes cien años. Una vez lleno, el agujero será rellenado con hormigón y sellado para evitar que cualquier persona acceda a su interior y resulte contaminada.
Las instalaciones son las protagonistas del documental “Into Eternity”, dirigida por el danés Michael Madsen, que explora las implicaciones que tiene construir una de estas infraestructuras para los futuros habitantes de la Tierra. En ese sentido, el documental se plantea las dudas que ya se estudiaron en experiencias anteriores, como la Planta Piloto para el Aislamiento de Residuos (WIPP), en la que un grupo de expertos en las más diversas materias estudiaron las maneras de avisar a los habitantes del futuro sobre la presencia de un peligro como éste. (Ver: “Aviso a la Humanidad: ¡Aléjense de aquí!”)
“¿Cómo podremos avisar a nuestros descendientes de la presencia de este residuo mortal que dejamos atrás?”, se plantean los autores de la película. “¿Cómo impedimos que piensen que han encontrado las pirámides de nuestro tiempo? ¿Qué lenguas y signos entenderán? Y, si las entienden, ¿respetarán nuestras indicaciones?”
Mientras se responde a estas inquietudes, algunos grupos ecologistas han planteado dudas más inmediatas, como si será seguro el almacenamiento y si no contaminará las capas freáticas y el agua de los manantiales de la zona.
Los ingenieros aseguran que la radioactividad permanecerá aislada gracias a un sistema de múltiples barreras y que los bidones de cobre resistirán el paso de los años y las filtraciones de agua.
El período de tiempo es tan extraordinariamente largo que podría incluir una nueva edad del hielo. En tal caso, el lugar donde el almacén quedaría sepultado por una capa de varios kilómetros de hielo cuya presión podría deformar la estructura y romper los cofres radioactivos. Los responsables del sistema aseguran, en cambio, que el túnel puede aguantar esa presión y mucha más y que el monstruo permanecerá dormido durante siglos si nadie lo despierta.
Fuente:
La Información