Un estudio realizado por investigadores de Lifespan y publicado este mes en 'Experimental and Clinical Psychopharmacology', una publicación de la Asociación Psicológica Americana, ha demostrado el impacto del alcohol en la capacidad de razonar y resolver problemas, por el que algunas personas creen estar mejor de lo que están para conducir tras tomar unas copas de más.
Este trabajo, dirigido por el investigador Peter J. Snyder, vicepresdiente de investigación para Lifespan, es el primero en estudiar cómo cambian estas habilidades cognitivas durante la subida y el descenso de los niveles de concentración de alcohol en sangre y relaciona estos niveles y cómo la autoevaluación de la recuperación difiere de la recuperación real.
Los accidentes de tráfico relacionados con el alcohol matan a unos 17.000 americanos cada año, lo que equivale a una muerte cada media hora. Un aumento de la concentración de alcohol en sangre (BAC, por sus siglas en inglés) del 0,02 por ciento dobla el riesgo relativo de que un vehículo de motor tenga un accidente entre los varones de 16 a 20 años. Este riesgo aumenta cerca de 52 veces cuando el BAC está entre 0.08 y 0.10 por ciento, los limites legales de muchos estados del país norteamericano.
Hasta ahora, había pocos estudios que ayudaran a comprender cómo la percepción de los bebedores y sus habilidades cognitivas se veían impactadas tanto en la subida de los niveles de BAC como en su descenso.
Para este trabajo, el equipo de Snyder desarrolló un test a través del que se puede observar el aumento y descenso de los niveles de BAC y analizar su impacto en las funciones necesarias para conducir.
A través de un estudio controlado con placebo y realizado sobre un grupo de universitarios, los investigadores compararon las sensaciones subjetivas que indicaban a estos individuos su nivel de borrachera y su habilidad para resolver un test de laberinto aprendiendo unas reglas mientras que sus niveles de BAC subían y caían durante un periodo de ocho horas.
En concreto, los autores de este trabajo preguntaron a los participantes si consumían bebidas alcohólicas durante el periodo de ocho horas en el que su concentración de alcohol en sangre (BAC, por sus siglas en inglés) sube hasta el 0,10 por ciento y baja después para situarse en niveles normales.
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Europa Press